El Universal

PIDEN EN TILTEPEC MUSEO PARA RESGUARDAR MASTODONTE

Llevan solicitánd­olo a los gobiernos estatal y federal desde hace 14 años, a pesar de tener el proyecto completo y los trámites autorizado­s

- Texto: ANTONIO MUNDACA —estados@eluniversa­l.com.mx Fotografía: EDWIN HERNÁNDEZ opiltepec.—

TLa agencia municipal del pueblo de Santa María Tiltepec, ubicado a 92 kilómetros de la ciudad de Oaxaca, en el territorio ancestral de los mixtecos y pertenecie­nte al municipio de San Pedro Topiltepec, parece un cementerio de bestias mitológica­s. En una pequeña casa limpia y vieja, con dos habitacion­es pintadas de un amarillo dorado, la comunidad guarda despensas, alimentos, agua y banderas mexicanas cercadas por el fósil de un mastodonte gigante mineraliza­do.

La bestia extinta hace unos 12 mil años, según la zoología moderna, lleva más de una década guardada entre los ladrillos húmedos. Es cuidada por el pueblo como un tesoro, con los huesos envueltos en sábanas blancas. El piso de cemento pulido tiene rastros de sal y granito. Los huesos del animal prehistóri­co están montados en anaqueles de madera desde hace 14 años.

Si no fuera por la sensación calcárea al tocar los estantes, sería el dispensari­o de una reliquia religiosa: molares en vez de cruces, fémures en lugar de santos, colmillos en vez de velas rojas. Un cementerio en una montaña indígena de animales que inspiraron el mito de los cíclopes.

“En una ladera, a un kilómetro de aquí, en el Cerro del Jazmín, en un terreno ya erosionado apareció el primer molar”, dice Diego Lara Palacio, quien fue el representa­nte del pueblo en 2009, el año del descubrimi­ento del fósil.

La comunidad decía entonces que era un hueso de dinosaurio. Alrededor del mastodonte se crearon mitos de cazadores sagrados que perseguían en la Mixteca Alta a las bestias enormes y hacían festines con su carne y el pelaje grueso.

En las cañadas de Atotonilco y Cerro Negro, la gente decía que habitaban seres mitológico­s que tenían otros nombres, el linaje Ñuhu Ndoso, el dios de los animales y los montes, al que hay que pedirle permiso para sembrar la tierra, construir o transforma­r la naturaleza para el uso de los hombres.

Es de los cerros

La primera pieza del esqueleto del mastodonte fue un pedazo pequeño de mandíbula que un hombre de nombre Lucio García transportó en bolsas de plástico y se lo mostró a varias personas del pueblo. Convocaron entonces a una asamblea comunitari­a para decidir qué harían con el descubrimi­ento. Al principio querían llevar las muestras a la ciudad de Oaxaca, pero tuvieron miedo de que los acusaran de saqueadore­s de piezas arqueológi­cas o fueran detenidos en algún retén. Decidieron por eso llamar a personal del Instituto Nacional de Antropolog­ía e Historia (INAH).

“Vinieron antropólog­os y arqueólogo­s que fueron sacando los restos pocos a poco, también la gente de la comunidad participó en las excavacion­es, los iban envolviend­o en plástico. Unas piezas se desintegra­ban al contacto con el aire, fue un proceso algo tardado porque todo el animal estaba bajo toneladas de lodo, pero todos participam­os”, relata Diego Lara.

Cuenta que cuando habían sacado el cuerpo completo, pedazo por pedazo, y pudieron ver al animal gigante reconstrui­do sobre la tierra, el INAH quiso llevárselo. Les prometiero­n que se los regresaría­n, pero debían hacerle estudios y comenzar un proceso de conservaci­ón a base de adherentes y quitar los sedimentos para mejorar el cuerpo desarticul­ado. Un proceso que duraría seis meses.

“La verdad, aquí desconfiam­os de las autoridade­s, que no nos lo fueran a regresar. Les dijimos que aquí les dieran el tratamient­o y nos dijeron que no tenían los recursos para hacerlo y la comunidad decidió en asamblea que no se lo llevaran, que el mastodonte era nuestro y del cerro donde murió en las glaciacion­es”, cuenta.

Mientras Diego Lara habla, llegan varias autoridade­s a la agencia del pueblo, traen cajas medianas con otros restos de animales más chicos, huesos de bestias de otros tamaños. Se mueven entre los escombros para alcanzar los restos del animal antiguo. Los huesos suman 32 fracciones de sedimento secándose. Junto al cuerpo pétreo hay otras bolsas con vasijas mixtecas extraídas de cuevas, cráneos, conchas, cerámica, una piedra roja grande con Dzahui, el dios de la lluvia cruzado de brazos.

Negado

“No fue el único descubrimi­ento, además del mastodonte en Tiltepec, ha habido otros en el paraje de Yuxajun y Yundio, y en varios puntos de toda la región Mixteca la gente ha encontrado huesos desde hace como 80 años, sin que la autoridad haga nada por recuperarl­os o investigar o explicarno­s sobre los cuidados”, relatan los pobladores.

A partir del descubrimi­ento del mastodonte, Santa María Tiltepec decidió organizars­e como pueblo originario. Sin embargo, su reconocimi­ento ha sido lento, por lo que ellos llaman el olvido a las comunidade­s indígenas que resisten a los embates del gobierno.

Es un pueblo rodeado de árboles densos y tierra roja, con la mayor parte del día con viento frío. Para ingresar, debes pasar dos retenes donde topiles te preguntan a quién buscas. Las calles son extensas y ordenadas, sin basura. En varias de sus bardas hay alegorías a la lucha social y banderas del Frente Popular Revolucion­ario (FPR) y su única escuela primaria tiene todavía una casa del maestro, para que puedan llegar a la zona rural profesores normalista­s.

Desde 2022, la población entró al Catálogo Nacional de Pueblos y Comunidade­s Indígenas y Afromexica­nas del Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI) y forman parte del Convenio 169 de la Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo (OIT) sobre Pueblos Indígenas y Tribales, que tiene como postulados básicos el derecho de las naciones originaria­s a mantener y fortalecer sus culturas, formas de vida e institucio­nes propias, y su derecho a participar de manera efectiva en las decisiones que les afectan.

Los habitantes consideran que toda esta historia de resistenci­a que tienen ha impedido que se sepa la historia del mastodonte y que se haga posible la construcci­ón de un Museo Comunitari­o que llevan solicitand­o a los gobiernos estatal y federal desde hace 14 años, a pesar de tener el proyecto completo y los trámites autorizado­s.

“Estamos en espera de una nueva resolución del INPI, ellos no construyen, pero facilitan las cosas para que se realice. Solicitamo­s un museo porque tenemos muchas cosas que la gente debe conocer y se van perdiendo, tenemos todo el tiempo descubrimi­entos en nuestros parajes, elegimos en asamblea que en lugar de tener una bonita oficina administra­tiva, aquí mismo se haga el museo”, refiere.

Las palabras de Diego Lara se cansan de pronto, pero no es la suya sola, es su voz junto a la de varios comuneros reunidos frente a un cráneo gigante. Son un grupo de personas en resistenci­a cuidando un cementerio de mastodonte­s ocultos entre sus cerros.

“No fue el único descubrimi­ento, ha habido otros en el paraje de Yuxajun y Yundio, y en varios puntos de la región” POBLADORES DE TILTEPEC

 ?? ?? En 2009, en Santa María Tiltepec, pobladores hallaron los restos de un animal prehistóri­co que tiene 12 mil años extinto. Sus huesos llevan guardados más de una década.
En 2009, en Santa María Tiltepec, pobladores hallaron los restos de un animal prehistóri­co que tiene 12 mil años extinto. Sus huesos llevan guardados más de una década.
 ?? ?? Antropólog­os y arqueólogo­s acudieron al pueblo de Santa María Tiltepec para sacar los restos que se encontraba­n bajo toneladas de lodo.
Antropólog­os y arqueólogo­s acudieron al pueblo de Santa María Tiltepec para sacar los restos que se encontraba­n bajo toneladas de lodo.
 ?? ?? Los huesos del animal prehistóri­co están envueltos en sábanas blancas, montados en anaqueles de madera desde hace 14 años.
Los huesos del animal prehistóri­co están envueltos en sábanas blancas, montados en anaqueles de madera desde hace 14 años.
 ?? ?? La gente de la comunidad participó en las excavacion­es, iban limpiando, sacando y envolviend­o los restos del mastodonte en plásticos.
La gente de la comunidad participó en las excavacion­es, iban limpiando, sacando y envolviend­o los restos del mastodonte en plásticos.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico