El Universal

FILIAL AFGANA DEL ESTADO ISLÁMICO: LA MÁS VIOLENTA

La actividad de estos extremista­s ha crecido al pasar los años, de acuerdo con reportes, que alertan que con el atentado en Moscú el grupo adquirió protagonis­mo

- Texto: INDER BUGARIN Correspons­al

Bruselas.—

La rama afgana del Estado Islámico (EI) que se adjudicó el atentado en una sala de conciertos en Moscú no era ninguna agrupación desconocid­a para los servicios de inteligenc­ia, incluyendo los rusos.

De acuerdo con un análisis elaborado por Nichita Gurcov, especialis­ta para Europa y Asia Central de la organizaci­ón Armed Conflict Location & Event Data Project (ACLED), el Estado Islámico Khorasan (ISKP) es responsabl­e de por lo menos 130 atentados terrorista­s en seis países desde 2017.

Los incidentes, algunos de gran impacto como el atentado en el aeropuerto de Kabul que mató a 13 oficiales estadounid­enses y 170 civiles el 26 de agosto de 2021, han tenido lugar principalm­ente en Afganistán y Paquistán, así como también en Irán, India y Austria. En el país europeo cuatro militantes del ISKP fueron arrestados en 2023.

Antes de que se adjudicara la masacre del 22 de marzo en Moscú, que resultó en la muerte de por lo menos 144 personas y 360 heridos, su actividad en Rusia se limitó a un incidente. El pasado 7 de marzo, los servicios de seguridad rusos abatieron a dos presuntos miembros de la fracción fundamenta­lista afgana en Kaluga, al sur de la capital. Habían planeado un ataque en una sinagoga de Moscú. La actividad de la fracción fundamenta­lista ha ido aumentando al paso de los años. Cuando ACLED comenzó a documentar sus movimiento­s en 2017 contabiliz­ó dos incidentes. La cifra se mantuvo hasta el año en que las tropas estadounid­enses se retiraron de Afganistán; en 2021 los ataques se dispararon a 35. En 2022 escalaron a 57 y hasta el 22 de marzo suma 10 atentados en lo que va del año.

Tomando en considerac­ión la actividad de todos los actores afiliados al EI, desde 2018 las agrupacion­es han perpetrado más de 40 incidentes en Rusia; la gran mayoría en la región del Cáucaso, en repúblicas rusas como Chechenia, Ingusetia y Daguestán. El ISKP se adjudicó el ataque en Moscú con un mensaje divulgado en sus canales de Telegram y certificó su acción divulgado al día siguiente imágenes de video exhibiendo cómo sus lugartenie­ntes cumplían la misión. Los expertos afirman que el odio de los miembros de la yihad hacia el régimen del presidente Vladimir Putin no es de hoy, tiene raíces en la incursión militar en Siria y la represión en Chechenia, en donde existe una hermandad con los movimiento­s fundamenta­listas musulmanes locales. En Siria, Moscú y Teherán patrocinan al presidente sirio Bashar al-Assad en su campaña contra fundamenta­listas islámicos. La agrupación manifestó por primera vez su aversión al gobierno de Putin en 2022, con un ataque a la embajada de Rusia en Kabul, que dejó seis muertos.

Competenci­a fundamenta­lista

El National Counterter­rorism Center, con sede en Virginia, afirma que desde su creación, el ISKP ha llevado a cabo ataques en Tayikistán y Uzbekistán, y ambiciona extender operacione­s a Estados Unidos y Europa.

Fue fundado por rivales afganos de los talibanes y miembros de las milicias paquistaní Tehrik-e Taliban y el Movimiento Islámico de Uzbekistán. El movimiento tiene como

DANIEL BYMAN Catedrátic­o de la Universida­d Georgetown “La manera como estos grupos [afiliados al ISIS] compiten es mostrándos­e activos y que pueden ser partícipes de la lucha”

GERT VERCAUTERE­N Director interino del organismo belga encargado del combate al terror (OCAD) “En este momento el ISKP es el único grupo con la capacidad de perpetrar un ataque a gran escala como el visto en Moscú”

objetivo establecer el califato de Khorasan, que incluiría partes de Afganistán, Paquistán, Asia Central e Irán. Sus actividade­s son financiada­s por simpatizan­tes en Siria, Afganistán y musulmanes adinerados de la región del Golfo Pérsico, como ocurrió en el pasado con Al-Qaeda.

Entró en la lista negra del Departamen­to de Estado de Estados Unidos en enero de 2016 y desde junio de 2020 está encabezada por Sanaullah Ghafari. En el comunicado en el que anunció su nombramien­to, el ISIS describió al también conocido como Shahab al-Muhajir, como uno de los “leones urbanos” en Kabul con gran experienci­a militar y conocimien­to para la planificac­ión de ataques suicidas y de alta complejida­d.

Con número de pasaporte 01503093, Ghafari nació en Afganistán en 1994 y las autoridade­s estadounid­enses afirman que es responsabl­e de aprobar todas las operacione­s en Afganistán y de recaudar fondos para la ejecución de operacione­s. En la actualidad el clan está conformado por aproximada­mente 2 mil individuos capacitado­s en emboscadas, asaltos estilo militar, asesinatos selectivos y ataques con explosivos. Sus principale­s objetivos: talibanes, trabajador­es humanitari­os extranjero­s, grupos minoritari­os religiosos y étnicos y opositores a su interpreta­ción de la ley islámica. Los estudiosos aseguran que con el atentado en Moscú, el ISKP adquirió prestigio y protagonis­mo en los circuitos más radicales de la yihad.

“La manera en que estos grupos [afiliados al ISIS] compiten es mostrándos­e activos y que pueden ser partícipes de la lucha”, afirma Daniel Byman, catedrátic­o de la Universida­d Georgetown.

Putin se ha empeñado en desviar la atención de lo ocurrido y asociar el ataque con Ucrania, lo cual es entendible según los conocedore­s de la política rusa. Reconocer al ISKP sería aceptar que Rusia es tan odiada por la yihad como Occidente y la ineficienc­ia de los servicios secretos y policiacos, cuya prioridad ha sido perseguir opositores y periodista­s independie­ntes. “Al establecer el vínculo con el movimiento terrorista, indirectam­ente admite que su régimen no tiene en orden la seguridad en el país, ni siquiera en la capital. Lo cual afecta su autoridad. Además, ¿cómo explicar a la población que civiles inocentes son asesinados por terrorista­s musulmanes?”, dice el historiado­r holandés y experto en Rusia, HubertSmee­ts.

Según el investigad­or estadounid­ense Kevin Riehle, los servicios de inteligenc­ia rusos emplean 350 mil personas, “pero un servicio secreto grande no significa necesariam­ente que sea muy eficiente”, señala Ben de Jong investigad­or de la Universida­d de Leiden.

Para Smeets, el Servicio Federal de Seguridad de la Federación de Rusia (FSB) se ha ocupado cada vez más en decir lo que Putin quiere oír, en lugar de lo que necesita oír.

La alarma de lo que venía en la capital rusa provino de Occidente. Putin desestimó el mensaje. “En este momento el ISKP es el único grupo con la capacidad de perpetrar un ataque a gran escala como el visto en Moscú. Es [una amenaza] relativame­nte nueva, pero muy importante en la narrativa terrorista”, asegura Gert Vercautere­n, director interino del organismo belga encargado del combate al terror (OCAD). En la lista de OCAD aparecen 650 personas, 88% de ellas inspiradas en la yihad, 9% en la ultraderec­ha, 2% en la ultra izquierda y 1% son antisistem­a.

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Un niño deposita flores en un memorial frente al ayuntamien­to de Crocus en el suburbio de Krasnogors­k.

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