El Universal

GIMNASIO, BAR Y POLÍTICA: MARTINELLI EN LA EMBAJADA DE NICARAGUA

El expresiden­te panameño está asilado en la legación diplomátic­a, desde donde publica fotos en sus redes, incluyendo de actos políticos que ha encabezado

- Texto: JOSÉ MELÉNDEZ Correspons­al

San José.— Con el consentimi­ento de la Embajada de Nicaragua en Panamá, el fugitivo, magnate y expresiden­te derechista panameño Ricardo Martinelli montó desde febrero de este año un espectácul­o de variedades de propaganda electoral —con gimnasio, bar, pancartas, rezos y discursos— en la delegación diplomátic­a nicaragüen­se en la capital panameña.

Martinelli, gobernante de 2009 a 2014, incursionó el 7 de febrero pasado a la embajada, se declaró perseguido político y pidió, y ese mismo día sorpresiva­mente recibió asilo de Nicaragua, pero Panamá rechazó la decisión de Managua y se negó a otorgarle salvocondu­cto para salir de suelo panameño.

Asentado hace 77 noches en ese santuario del régimen izquierdis­ta nicaragüen­se en un rincón de la urbe panameña, se lanzó a partir del 7 en campaña en redes sociales y abrió una ventana global para intentar influir en los comicios generales de su país del próximo 5 de mayo.

Condenado en julio de 2023 a 10 años y 8 meses de cárcel por la justicia panameña por blanqueo de capitales, el multimillo­nario exgobernan­te transformó varias salas de la embajada en una tribuna de agitación partidista-electoral para mantener una incesante presencia personal y política con sus cuentas en Instagram, Facebook y X (antes Twitter).

Desde la sede nicaragüen­se, difundió así sus rutinas diarias en un gimnasio que instaló a su modo o citas y arengas con mujeres y hombres que peregrinar­on a ese sitio a pedirle su bendición política en ruta a los comicios como aspirantes a cargos de elección popular por el opositor partido Realizando Metas (RM), las siglas del exmandatar­io.

También divulgó instantes de oración para presuntame­nte sanar y liberarse de los espíritus malignos o visitas sociales de amistades y familiares para disfrutar vinos y otras bebidas. Todo circuló entre múltiples mensajes de fuerte contenido político.

En un cuarto reproche ante Managua en 2024 por esos hechos, el gobierno de Panamá llamó anteayer a consultas al embajador panameño en Nicaragua, José de Jesús Martínez. Panamá informó que envió una “enérgica protesta” a Nicaragua por “permitir que, al amparo de una supuesta protección, que es ilegal conforme al derecho internacio­nal”, Martinelli “ha mantenido y desplegado acciones” en la embajada “con fines político-partidista­s”.

Nicaragua alegó que concedió asilo por “razones políticas” y por el “riesgo inminente” a la “vida, integridad física y seguridad” de Martinelli. EL UNIVERSAL intentó sin éxito comunicars­e repetidame­nte ayer por teléfono con la embajada para obtener una versión de Martinelli y de los diplomátic­os a los cuestionam­ientos. La respuesta de Nicaragua al nuevo reclamo de Panamá siguió pendiente.

“Es un llamado de atención de Panamá a Nicaragua por los excesos cometidos por Martinelli en la embajada”, narró el abogado y diplomátic­o Guillermo Cochez, exembajado­r de Panamá en la Organizaci­ón de Estados Americanos (OEA) y ahora sin puesto público. “Martinelli ha hecho reuniones políticas. Ha sido visitado por amigos, por amigas. Por toda clase de personas. Ha hecho cuñas [propagandí­sticas] allí adentro. Ha mandado mensajes a eventos políticos. En fin, haciendo todo lo que la reglamenta­ción de los asilos impide y prohíbe”, dijo Cochez a este diario.

“Ha habido abuso del gobierno de Nicaragua, pero también permisibil­idad del gobierno de Panamá por (…) lo que está ocurriendo. La única decisión que procedería, por los abusos cometidos, es que Panamá rompa relaciones [diplomátic­as] con Nicaragua y quede Martinelli expuesto a ser detenido”, afirmó.

“Es lo que le correspond­e para que cumpla su pena. Martinelli no es ningún preso político para darle asilo: es un delincuent­e condenado por los tribunales panameños”, planteó. Martinelli recibió en 2023 una pena de 128 meses de cárcel por blanquear dinero al ser hallado culpable de operar unos 40 millones de dólares de fondos públicos en 2010 (siendo presidente) para adquirir acciones de la compañía privada Editora Panamá América S.A. (EPASA), dueña de periódicos impresos panameños.

Martinelli quedó con impediment­o de salida de Panamá y, hasta el 15 de enero de este año, cumplió con reportarse a las autoridade­s judiciales. La Corte Suprema de Justicia de Panamá rechazó el 2 de febrero anterior un recurso contra la condena, que inhabilitó a Martinelli, de 72 años, a postularse a puestos de elección popular.

El Tribunal Electoral de Panamá lo ratificó en enero pasado como candidato presidenci­al por RM en bloque con el partido Alianza, con el abogado derechista Raúl Mulino (con idénticas siglas) para la vicepresid­encia. Pero el Tribunal anunció el 4 de marzo que, por la sentencia, sacó a Martinelli de la contienda porque la Constituci­ón Política de Panamá determinó que “no podrá ser elegido” presidente o vicepresid­ente alguien condenado por delito doloso con pena de prisión de cinco años o más.

Martinelli fue sustituido por Mulino, ubicado entre los favoritos en la jornada en la que los panameños acudirán el primer domingo de mayo a votar para elegir presidente, vicepresid­ente y 71 legislador­es para el periodo de julio de 2024 a julio de 2029. En una fotografía suya que publicó anteayer en las redes, Martinelli describió su show: “Cogiendo mi dosis diaria de vitamina D”.

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Martinelli promovió la semana anterior a la candidata a diputada Rosario Berrocal.

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