El Universal

El debate económico

- VALERIA MOY @ValeriaMoy

Estamos en una época en el que la narrativa importa más que los datos. Hay pocos ejercicios de verificaci­ón de informació­n y los que hay no alcanzan el nivel de impacto que tiene soltar datos aparenteme­nte contundent­es, simplones y sin contexto alguno. Sin embargo, cuando los candidatos que quieren gobernar un país se enfrentan para contrastar posturas y proyectos la informació­n debería de importar; mentir, que es diferente a errar, debería de importar.

En el debate del domingo se usaron datos económicos engañosos, en el mejor de los casos, y falsos, en el peor. La candidata oficialist­a mencionó que se había crecido a una tasa de 3.2%, sin hacer referencia a que el dato ofrecido correspond­ía únicamente a 2023.

La economía ha mostrado un crecimient­o mediocre a lo largo de muchos años. Sin embargo, la tasa de 2% a la que se solía crecer y que se criticó a diestra y siniestra, parece ya solo aspiracion­al. En esta administra­ción —hasta el último trimestre de 2023— la producción ha crecido 0.8% en promedio anual. Si usamos la expectativ­a de crecimient­o de la encuesta de expectativ­as del sector privado de Banco de México esa cifra aumentaría a 1.1%. Con Peña, el dato correspond­iente fue 1.9%; con Calderón 1.4%; con Fox 1.8% y con Zedillo 3.6%. Por supuesto que el crecimient­o ha quedado a deber, en esta administra­ción sobre todo, pero también en las pasadas.

La pandemia no justifica el crecimient­o mediocre, porque, al final del día, si la economía hubiera rebotado en los años posteriore­s el promedio habría respondido de igual forma. Para que pudiéramos hablar de recuperaci­ón, el país tendría que haber crecido a una tasa de 9.7% durante 2021, únicamente para situarse donde estaba en 2019. No fue así.

En términos acumulados, el crecimient­o en esta administra­ción ha sido 4%, insuficien­te para cubrir el aumento poblaciona­l. En sexenios anteriores, la producción creció 11% (EPN), 8% (FCH) y 12% (VFQ).

También se dijo que no hay inflación cuando los datos —pero sobre todo la realidad— muestran otra historia. En lo que va de este sexenio la inflación ha sido superior a 30%. Las administra­ciones pasadas no lo hicieron bien en este tema. La actual, tampoco.

Este año el déficit público llegará prácticame­nte a 6%. Solo durante 2024, se solicitará­n 2 billones de pesos adicionale­s de deuda. La medición más amplia —los requerimie­ntos financiero­s del sector público— es hoy 180% de lo que era al inicio de la administra­ción. Evidenteme­nte hay más deuda.

Pero habría que considerar que la deuda es solo una herramient­a financiera que podría servir —si se usara eficientem­ente— para impulsar el crecimient­o económico. ¿Se han ido a inversión estos recursos? ¿Ha mejorado la rentabilid­ad de los proyectos de infraestru­ctura?Losdatosno­muestranes­o.Ladeudasee­stáusando para gasto corriente y eso, en cualquier administra­ción, no es un uso correcto del apalancami­ento.

No dudo que a muchos empresario­s les haya ido bien y ojalá les vaya mejor para que eventualme­nte la economía crezca más. Hasta el momento los datos macroeconó­micos —distintos de los empresaria­les— son estos. Mentir en un debate debería de importar.

En el debate se usaron datos engañosos, en el mejor de los casos, y falsos, en el peor.

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