CRONÓGRAFOS
Es raro que a un entusiasta de los autos no le gusten los relojes mecánicos. Las similitudes entre las velocidades y la transferencia de potencia pueden explicar esta obsesión. De todos los movimientos de un reloj, el cronógrafo —con sus subesferas y pulsador de inicio o parada— se relaciona más con la velocidad. De modo que cuando en 1916 Heuer (antes TAG Heuer) presentó el Mikrograph, un cronómetro capaz de medir hasta una centésima de segundo, demostró que la marca registraba el tiempo en los deportes como ninguna otra. Pero así como los autos no sirven sólo para transportarse, los relojes no sólo sirven para llevar al hora. En ambas máquinas el estilo es importante, y los mejores cronógrafos ofrecen mucha información con el mínimo atiborramiento visual.