EXPLOSIÓN DE PÍLDORAS
Te has tragado la obsesión por las vitaminas?
Por qué millones de personas alrededor del mundo ingieren vitaminas extra de forma cotidiana? Sospecho que es por la combinación de la búsqueda de una salida rápida y buena mercadotecnia. Las vitaminas y suplementos son un negocio multimillonario y las compañías gastan muchísimo dinero tratando de convencernos de que necesitamos sus productos. Y es una venta fácil. En nuestras mentes, es una ecuación simple: ¿ a quién no le gustaría echarse una pastillita al día y estar automáticamente sano?
Pero, ¿están logrando los consumidores sus objetivos? Para mí, la estadística más clara está en un estudio en el Journal of the American Medical Association, que encontró que sólo al 23% de las personas que consumen vitaminas con regularidad le fueron recomendadas por un experto en el cuidado de la salud, por lo que es difícil saber realmente si están teniendo efecto o no. Así que, ¿hay algún beneficio tangible?
Una serie de estudios publicados por el Annals Internal Medicine en años recientes muestra que no se ha encontrado ninguna evidencia de que el consumo de vitaminas a largo plazo mejore la salud cardíaca o el rendimiento cognitivo. Un escrito que acompañaba estos hallazgos llevaba como título: “¡Suficiente! Deja de gastar dinero en vitaminas y suplementos”. Como si eso no fuera lo suficientemente acusador, el Doctor Tim Byers del Cancer Center de la Universidad de Colorado presentó una investigación en el 2015 que afirmaba que, cuando consumidos en dosis mayores a las recomendadas, los suplementos vitamínicos pueden aumentar el riesgo de cáncer. Esto fue respaldado por investigadores del Copenhagen University Hospital, quienes concluyeron que “el betacaroteno, la vitamina E y grandes cantidades de vitamina A pueden asociarse con casos de mortalidad”.
Ésta no es una llamada para rechazar por completo los suplementos alimenticios. Un estudio del 2015 encontró que las cápsulas de zinc pueden ser muy efectivas para tratar un resfriado común. Suplementos de aceite de pescado también aparecen en varios estudios como benéficos para la salud cardíaca. Así que la pregunta no es si “¿las vitaminas son buenas o malas?, sino “¿estamos ingiriendo pastillas de forma responsable, de manera que puedan beneficiar nuestra salud?”.
La respuesta a esa pregunta, en general, es no. Para empezar, deberíamos estar obteniendo nuestras vitaminas de la comida. Un ejemplo obvio es el pescado. Es alto en omega 3, que se conoce por ser bueno para reducir la presencia de coágulos en la sangre, bajar la presión arterial y disminuir el riesgo de enfermedades del corazón. Algunos estudios también indican que sirve para aumentar la masa ósea.
Todas las vitaminas esenciales que necesitamos las podemos encontrar en una dieta balanceada: vitamina A en zanahorias y plantas; vitamina B en plátano, lentejas y frijoles; vitamina C en cítricos; vitamina E en nueces y semillas. No sólo estas vitaminas son más potentes si provienen de una fuente natural, también vienen acompañadas por otros nutrientes, minerales y antioxidantes que no encontrarás en otros suplementos alimenticios.
La dieta no es la única forma natural de regular tus niveles de vitaminas. Estudios han encontrado evidencia que sugiere que tres o más horas de ejercicio a la semana podrían aumentar los niveles de vitamina D. Otra investigación encontró que el ejercicio también ayudaba a aumentar niveles de vitamina B12, en un estudio con ratas de laboratorio. Sin embargo, si te encuentras bajo un régimen alimenticio especial o eres vegano, probablemente necesites algún tipo de suplemento, como de B12. De igual manera, si tienes una condición médica que pueda ocasionar que tengas deficiencia vitamínica, los suplementos pueden dar grandes beneficios. El punto es que no deberías tener un acercamiento a las medicinas “por si las dudas”. Si crees que eres deficiente o te sientes débil, habla con un doctor. Ellos podrán guiarte con la mejor manera de consumir estos suplementos, si es que los necesitas, y se asegurarán de que tomes únicamente lo que tu cuerpo necesita.
“A QUIÉN NO LE GUSTARÍA ECHARSE UNA PASTILLITA AL DÍA Y ESTAR AUTOMÁTICAMENTE SANO?”.