Una noche inolvidable
Gdansk.- Con apenas dos grados Celsius y una sensación térmica por debajo de los cero grados, el gélido clima no fue impedimento para que los aficionados mexicanos se adueñaran de las calles de esta ciudad para la cita polaca.
Cerca de unos 50 seguidores de todas partes de la República y de paisanos que radican en el viejo continente, acudieron a la cita para apoyar al Tricolor de sus amores. Con tequila y cerveza buscaron calentar su temperatura, pero era casi imposible ante los gélidos vientos. Las porras y el Cielito Lindo eran otros de sus argumentos, pero ni así podían calmar el fuerte frío.
Los polacos reinaban en casa, no les intimidaba el color verde y en el estadio evidenciaron su dominio en las gradas. Gorros, bufandas rojas y playeras blancas en alusión a su equipo eran sus armas frente al mexicano que cargó con gigantes banderas, sombreros y sarapes al más puro estilo nacional.
El color fue frío, a su modo, los polacos le dieron tonalidad al duelo, los mexicanos que hoy sí eran minoría no pesaron en las gradas. Los colores rojo y blanco posaron en un gran mosaico polaco.
Las polacas, enamoradas por el calor latino, ya eran pedidas en matrimonio y unas más engalanaban la fría noche de Gdansk, sus finos rostros de porcelana eran el motivo suficiente para que los paisanos se fotografiaran con ellas en busca de llevarse un gran recuerdo. Gdansk así se presumió al mundo y a México, se sacó un diez con las ceremonia de los Himnos Nacionales, pero lamentó la derrota de su equipo.