Me encanta
el teatro y me encantan los libros; por tanto: ¡me fascinan los libros de y sobre teatro! Es por estas razones que a lo largo de los últimos 25 años he estado cerca de la carrera de David Olguín como dramaturgo, director, actor, escritor, promotor teatral e impulsor editorial.
Con una amplia y muy sólida preparación académica (estudió Lengua y Literatura Hispánicas y Letras Inglesas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, así como la carrera de Actuación en el Centro Universitario de Teatro; tiene la maestría en Estudios Teatrales, con especialidad en Dirección Escénica, por la Universidad de Londres, entre otros estudios), David ha mantenido un sano equilibrio entre la dramaturgia y la práctica escénica directa en las tablas.
En La exageración, su más reciente montaje, se ven reflejados su pasión y su conocimiento de cada una de las áreas del quehacer teatral.
La exageración cuenta el obligado diálogo entre un veterano y experimentado actor y una joven actriz, transformada en asistente de dirección, a lo largo del cual se tocan muchos de los tópicos sobre los que muy seguramente han reflexionado en más de una ocasión los teatrófilos de corazón.
Citados a un ensayo de El mercader de Venecia, llegan sólo el protagonista y la asistente del director, pues el mismo se encuentra (cosa rara en la ciudad de México) atrapado en el pesado tránsito vehicular.
Esta situación obliga a los únicos dos asistentes a empezar a ensayar y los llevará a una confrontación por edades, conceptos, forma de concebir el arte, el teatro, su profesión…
Escrita y dirigida por David Olguín, La exageración es de esos montajes que los amantes del teatro no deben perderse. Es al mismo tiempo un homenaje y una crítica a ese mundo que comparten personas con toda la preparación, talento, pasión y experiencia, con otras para las que fama, dinero, palancas, apariencia física y aplausos son lo único importante.
El mundo de antes contra la realidad actual; la vocación de antaño en oposición a la improvisación habitual; el amor real a las tablas al contrario del éxito instantáneo de estos días son algunos de los asuntos que desarrolla Olguín en un texto que incluye citas a textos clásicos, nombres, teorías, anécdotas del fascinante mundo escénico...
Mauricio Davison y María del Mar Náder Riloba dan vida a esos personajes que son y no son ellos al mismo tiempo. Son sus vidas y no lo son, son sus ideas y no lo son, son sus experiencias y no lo son.
Brillante trabajo, que incluye la escenografía e iluminación de Gabriel Pascal, y la música (es m-a-r-av-i-l-l-o-s-a) de Alfred Gariévich Schnittke.
La exageración es profunda, inquietante, divertida, confrontadora, ingeniosa… una obra obligada para quienes aman el teatro, para quienes como Chejov piensan que “sin teatro es imposible vivir”.
La exageración se presenta de jueves a domingo, hasta el 26 de agosto, en el Teatro El milagro, en la calle de Milán, colonia Juárez.