A tambor batiente
TENTÓ EN LA DEHESA DE ZOTOLUCA COMO PREVIO A TOREAR EN TLAXCALA EL DOMINGO DE RESURRECCIÓN
El diestro tlaxcalteca Alejandro Lima El Mojito mantiene su perseverancia en pos de colarse a los carteles de postín que están reactivando la fiesta en varios ruedos del país, por lo que mantiene sus entrenamientos de salón y visitas a las ganaderías, ya que un grupo de ganaderos confíe en que este matador pueda dar el do de pecho y convertirse en una gran figura. Recientemente estuvo como invitado en la mítica y emblemática ganadería de Zotoluca, propiedad de Rafael Coca, en donde ensayó con dos bravas y encastadas vaquillas su toreo; Mojito estuvo acompañando de igual modo al ganadero Mario Martínez Fierrerito, administrador de la ganadería.
Como dato histórico fundamental de conocer, Zotoluca fue fundada en 1908 por don Aurelio Carvajal González, en la Hacienda de Santiago Zotoluca, con sementales de Piedras Negras. Zotoluca lidió por primera vez en El Toreo de la Condesa el 23 de noviembre de 1913 para el mano a mano que escenificaron Rodolfo Gaona y Luis Freg.
En medio de esta maravillosa carga histórica que habita con luz y grandeza en la hacienda, ahí llegó Alejandro, quien percibió como la historia le exige conquistar su más caro objetivo, sí el de ser el gran torero que sus argumentos le han propuesto ser.
En el ruedo de tientas Alejandro se fue de inmediato al burladero de matadores a esperar a que apareciera la primera vaquilla, una hermosa berrenda a la que lanceó con gusto y suavidad, apareciendo hasta una tafallera contundente, para recortar a una mano con elegancia.
Con la muleta sumó una faena sólida, sobria, aprovechando las cualidades de la zotoluqueña y se observó la plausible evolución de Alejandro, quien sigue con firmeza su preparación rumbo al domingo de Resurrección, 4 de abril, fecha en que toreará en Tlaxcala toros de Tenexac.
La segunda vaca en turno fue una hosca de pinta, resultó todavía más el deleite por la faena que regaló Alejandro a la muy selecta asistencia.
Los lances de El Mojito se incrementaron en dimensión y belleza por la despaciosidad y moviendo con plasticidad los brazos que fueron acompañados con ritmo por la cintura.
La faena fue intensa desde el prólogo domeñador con pases por abajo dando paso a series con ambas manos, largas y templadas. Un gran ensayo dejando bosquejos de lo que pueden ser muy pronto grandes faenas no sólo en el redondel de tientas.