Con alegría, heredó tradición de sus padres
El tamal y el toro es lo mío y no descansaré hasta dejar huella en ambos lados; en el toro, quiero que la gente me recuerde tarde a tarde por el valor de mis faenas”
JUAN L. SILIS
MATADOR
De por sí, fuera de pandemia, torear era casi imposible, en cuarentena las posibilidades se redujeron a nada, vivir del toro ha sido imposible para Juan Luis. Afortunadamente tiene la herencia de sus padres y la venta de tamales no ha disminuido.
“Gracias a mis padres he aprendido la gastronomía de los tamales y el atole; sin miedo a nada he estado con mi puesto en la esquina de mi colonia y aunque la cuarentena nos dejó parados unos meses, he vuelto a recuperar a mis clientes y más gente ha regresado por el sabor de mis tamales. Los viernes, sábados y domingo se me terminan muy rápido”, destacó el torero, quien desde el viernes a las cuatro de la mañana inicia el proceso para la elaboración de su producto y presentarlo fresco a la clientela desde muy temprano.
“Lo que nos destaca es que mis tamales son hecho al momento, a las cinco ya están los tamales en la lumbre y a las siete quedan en su punto. Luego los envuelvo como a niños en hayate para que conserven su calor, ya no necesitamos tenerlos a fuego, pues eso provoca que se sequen. El atole también se hace en el momento”, reveló el matador, quien ha llevado sus tamales a mesas importantes como de varias redacciones, así como de gobierno y en las ferias del tamal.
“Gracias a Dios, el negocio es muy socorrido, es lo que me mantiene. Y es una gran tradición que me gusta mantener. De lograrme como un torero importante y pueda ganar dinero, extenderé el negocio de mis tamales para hacerlo muy grande en memoria de mi padre y como regalo para mi madre que aún me vive”, señaló.
“El tamal y el toro es lo mío y no descansaré hasta dejar huella en ambos lados; en el toro, quiero que la gente me recuerde por el valor de mis faenas y por mi entrega, y con mis tamales, espero trascender como empresario”, puntualizó.