El Rifao recibió cornada
DEJÓ MUCHA TORERÍA EN APIZACO Y LO REPETIRÁN EN ESA MISMA PLAZA EL PRÓXIMO PRIMERO DE MAYO
La corrida anunciada en la plaza Rodolfo Rodríguez El Pana, de Apizaco, Tlaxcala, se signó con el percance que sufrió el matador de la tierra, Manuel Rocha El Rifao, al momento de estar lanceando al toro y éste se le coló directo a la cabeza.
Fue trasladado de inmediato al hospital y su pronóstico es reservado.
Original en su estilo, como pocos y últimos toreros que deciden hacer las cosas diferentes sin restarle seriedad a lo que hacen frente al toro, El Rifao siempre sabe rifársela y esta tarde no fue la excepción.
Un día antes, algunos aficionados le crucificaron porque salió vestido de maletilla a un festival en León, como si eso le quitara su valor y entrega, como si eso le mermara su vergüenza torera de jugarse la vida como el mejor y dejar en claro que su deseo es ser alguien diferente en todo concepto.
Qué tristeza que la gente se fije más en lo que menos debería, cuando el espectáculo incluso pide a gritos a este tipo de toreros que bien pueden darle un tono muy diferente a la fiesta.
En León, Rifao estuvo en torero a la par de todos sus compañeros que salieron a jugarse la vida, hizo su mejor esfuerzo en un cartel de peso que a muchos les hubiera pesado con trayectorias tan pobres, en cuestión de suma de festejos, como la de Rifao, pero él, sin complejos y seguro de quien es: un torero sencillo, sin dinero pero con un deseo increíble por salir adelante, salió al ruedo entregándose con capa y muleta para hacer lo que su cabeza le da a entender, con apenas poco menos de cinco toros lidiados en los últimos años.
Ataviado con pantalón de mezclilla, tenis y camisa blanca, imagen que no se había visto en los últimos 20 años (excepto al al Pana, pero las comparaciones están fuera de lugar), el torero de Apizaco marcó esa gran diferencia y en cuanto a su desenvolvimiento ha dejado sensaciones muy agradables y solventes.
Ayer, vestido de luces por anunciarse en corrida de toros formal, dejó momentos extraordinarios ante el primer toro de su lote que lidió.
Al segundo lo lanceaba y luego socio se le coló muy feo para írsele a la cabeza, dándole a diestra y siniestra hasta dejarle la cornada en un muslo. Ahí está el Rifao tendido en una cama de hospital, producto de pagar tributo al toro como Dios manda.
Felices deben estar los que le llamaron chufla y varios adjetivos más por lo de León. Pero seguro que Rifao ahora mismo se siente más torero y ante el toro ha ganado más dignidad.
Y vaya si no, gracias a su entrega, la empresa lo repetirá para el 1 de mayo, amén de que el público lo vitoreó toda la tarde.