Gallos, en la pelea
LOS EMPLUMADOS SUMARON Y NO SE QUIEREN REZAGAR EN LA TABLA; LA PANDILLA SIGUE A LA BAJA
Gallos Blancos renació de sus cenizas. Querétaro estaba hundido, sin dar señales de vida. La salida de Héctor Altamirano fue cuestionada, sin embargo, el tiempo le dio la razón a la directiva. Leo Ramos le cambió la cara a los emplumados. Los albiazules ahora hasta son capaces de ganarle a Rayados, un plantel que los supera en 72 millones de dólares. Querétaro le puso mucho músculo para conseguir el 1-0. El triunfo se les dio, llegaron a 15 puntos y se acercaron peligrosamente a los sitios de repesca.
Los Gallos Blancos son de pelea. Monterrey experimenta algo que no pensaron, los albiazules están en picada. Rayados ligó su tercera derrota consecutiva. Javier Aguirre se notó preocupado en la banca. La Pandilla tiene 20 puntos, su colchón es bueno para mantenerse entre los mejores de la competencia, sin embargo, la actualidad le preocupa. El bajón llegó en un mal momento. Rayados juega la próxima semana la final de la Concachampions.
Querétaro es puro corazón, Leonardo
Ramos entendió que su plantel no tiene la calidad de otros planteles, la única manera de competirle a los demás es con músculo. La tarde fue más complicada para Gallos
Blancos con la baja de Kevin Ramírez, el charrúa es su jugador con más talento, pero fue expulsado.
Monterrey le causó problemas a los queretanos, los visitantes se fueron encima, sin embargo, Washington Aguerre supo congelar todo el fuego que le llegó.
Gallos Blancos aguantó los embates, luego Érik Vera se transformó en delantero, recortó en el área a César Montes y superó a Esteban Andrada con un tiro alejado.
Tras el tanto queretano, Rayados de Monterrey se desarticuló, la brújula no la volvieron a encontrar.
Javier Aguirre sacudió a toda su banca en la búsqueda del empate, el Vasco metió a Vincent Janssen, Duván Vergara, Joel Campbell y Plátano Alvarado, todo su armamento estuvo en el campo, pero sin saber cómo asociarse. Querétaro comenzó a ver la orilla cerca, la proeza era posible. Ramos echó mano de David Cabrera, Juan Meza y Jefferson Montero. La misión era acorazarse y sacar todos los balones que llegaran a su área.
Gallos Blancos jugó perfecto, Jonathan Dos Santos peleó todo el tiempo, Kevin Balanta desarmó lo que pudo, nadie tuvo errores en todo el partido. El premio fue el triunfo contra la nómina más cara de México, que está en auténtica crisis.
Monterrey se sintió humillado y al final hubo conatos de bronca que lograron contener. Eso fue el colofón.