Esto

VENCIÓ A LA DEPRESIÓN

EL ELEGIDO RECUERDA EN CHARLA CON LOS MOMENTOS MÁS DUROS ANTES DE SER ESTELAR EN LA TRIPLE A

- POR: ARTURO MÉNDEZ

Ser luchador profesiona­l es un trabajo para unos cuantos valientes, no todos se atreven a subir al ring y demostrar sus habilidade­s frente al público hostil. Con una larga trayectori­a en los encordados, El Elegido ha ganado campeonato­s, torneos y lo más importante, el cariño de los fanáticos. Su fortaleza lo llevó a ser protagonis­ta de grandes carteleras en la ‘Caravana Estelar’, sin embargo, narró a ESTO que no todo fue color de rosa en sus inicios.

Desde su primera aparición en los eventos grabados para la televisión, el originario de Monterrey, Nuevo León, buscó dejar su sello en el show. Su físico y gran carisma con la gente le dieron la confianza de bailar arriba del ring antes de sus luchas, el público femenino en las arenas enloquecía cada que esto sucedía, aunque había otros a los que esto no les causaba gracia, sus compañeros en el vestidor, quienes se burlaban de él.

“No fue ni un año, fueron dos, tres o hasta cuatro que soporté eso por parte de los compañeros: el celo profesiona­l. Cuando ven a una persona tomar parte de los estelares de la lucha libre en tan poco tiempo, sí les molesta. Pero a final de cuentas, fueron cosas que superé y ahorita estoy como pez en el agua”, narró al Diario de los Deportista­s previo a su regreso a AAA en el Gimnasio Olímpico Juan de la Barrera.

Con la voz cortada por un amargo recuerdo, El Elegido rememoró la ocasión que estuvo cerca de abandonar todo su esfuerzo. Una noche en la capital mexicana, otro luchador lo lesionó durante una, aunque para él no fue accidental. “Un día, tenía poco de estar en AAA, tuve como dos eventos en televisión y me lastimaron la rodilla, me la zafaron, después de eso apenas podía caminar. Estaba en el hotel aquí en México llorando, diciendo ‘no mam… me voy a regresar a Monterrey, no sé que estoy haciendo aquí’. Aparte no conocía a nadie, estaba solo, la soledad es algo con lo que tienes que pelear, la depresión porque te da depresión de ver un lugar lleno con miles de gentes y luego llegas a tu hotel donde nadie te recibe y te vas igual: solo”, contó. Aguantar los golpes de esta carrera hoy lo tiene como uno de los grandes personajes que han pasado por las filas de AAA, en la memoria de chicos y grandes.

“Por mi hijos salí adelante, yo en mi mente dije ‘se la van a pelar’, y ahorita gracias a Dios aquí sigo, ellos fueron los que me dieron la fortaleza. Ya son 18, casi 19 años de luchador. Desde que llegué en el 2006 a Triple A, mucha gente me lo dice, que crecieron viéndome y no lo crees. Todo es bendecido por dios que nos tiene aquí”.

No fue ni un año, fueron dos, tres o hasta cuatro que soporté eso por parte de los compañeros: el celo profesiona­l”*

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