Se hizo injusticia
Aprincipios de semana se entregaron los premios “The Best” en donde la FIFA reconoce a lo más granado del balompié. Por principio de cuentas les confesaré, estimados lectores, que siempre he estado en contra de las distinciones individuales.
Digo, se le llama futbol soccer porque el vocablo anglo sajón “soccer” significa asociación. Es decir, once futbolistas juegan “asociados” en busca del triunfo ¡Nadie juega solo!
Cuando la FIFA se percató del prestigio que había alcanzado dicho galardón, en el 2009 negoció para que se convirtiera en un evento auspiciado por el máximo organismo.
Sin embargo, poco les duró el gusto; toda vez que, en el 2016, las discrepancias entre ambos afloraron disolviendo la sociedad para que cada quien continuara por su cuenta.
Así, nacieron los premios “The Best” organizados por la FIFA; mientras que, la revista France Football continuó en solitario con el Balón de Oro.
Así, votan: 1) Los capitanes de cada una de las 211 selecciones que integran la FIFA 2) Los Directores Técnico de cada uno de los 211 países 3) 300 periodistas especializados de todo el mundo y 4) Los aficionados en línea.
Los directores técnicos y los periodistas eligieron a Halaand; mientras que, los capitanes y los aficionados eligieron a Messi; de modo que estaban empatados. Finalmente, los votos de los capitanes valieron más para que se consumara el “atraco”
Durante el año Halaand ganó: la Champions League, la Premier y la FA Cup. Se coronó campeón de goleo en la Premier batiendo el record jamás visto en la liga con 36 tantos lo que le valió ser nombrado MVP y fue el máximo rompe redes de la Champions.
Messi le dio el primer título en su historia al Inter de Miami. En la convocatoria para los premios “The Best” estaba claramente establecido el periodo que sería tomado en cuenta para evaluar los logros de cada uno de los contendientes y abarcaba del 19 de diciembre de 2022 (el mundial terminó el 18 de diciembre) al 20 de agosto de 2023. Parece abismal la diferencia entre los logros de cada uno; pero, pesó más la fama y el culto que se le profesa a Messi que la frialdad de los números… se hizo injusticia.