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SIN LÍMITES

MILES DE TURISTAS PASAN HORAS ENTRE LA ATRACCIÓN MÁS IMPORTANTE DE LA ‘CIUDAD DEL PECADO’

- POR JORGE BRIONES/ENVIADO POR CIENTO ANUAL,

Las Vegas, Nevada.Desde la primera mitad del siglo XX, los casinos se apoderaron de la ciudad de Las Vegas.

En un rincón del estado de Nevada, la ludopatía se desata durante 24 horas y 365 días al año. El tiempo vuela dentro del lugar. Todos los grandes hoteles de la ciudad tienen su propio casino, con la misma temática que invita a los que los visitantes se pierdan en ellos. El techo y las luces provocan que la mente entre en una ‘ilusión’ de que no existe la noche.

“El casino nunca pierde”, es la frase que se repite una y otra vez entre los apostadore­s. “Debes tener en cuenta que es un dinero que muy probableme­nte no vas a recuperar”, comenta Max, uno de los trabajador­es del hotel Excalibur.

Durante largas horas, se observa el movimiento de los turistas por los juegos más populares como la ruleta, el black jack, el craps, el póquer y las máquinas tragamoned­as. Un constante cambio en sus estados de ánimo, de una adrenalina que están dispuestos a pagar.

La presencia de jugadores que se la pasan en el mismo lugar, con los trabajador­es del casino invitándol­os a mantenerse en el juego, mientras las meseras le ofrecen tragos a cambio de una propina.

De acuerdo con la revista Forbes, los casinos de Las Vegas generan más de mil millones de dólares al mes, con un incremento anual del 6.25% anual.

“A eso se viene a Las Vegas. Sabemos que no vamos a ganar, pero es para pasar el tiempo”, señala uno de los turistas que llegaron para la semana del Super Bowl.

Pero el casino tiene ofertas para todo su público. Cifras de American Gaming Associatio­n indican que uno de cada cuatro adultos en Estados Unidos, suelen apostar en el Super Bowl. El incremento del mercado a nivel mundial es del 35%.

Para ello, los hoteles tienen la sección del ‘sports book’. Una pared con 28 pantallas para que los aficionado­s a los deportes disfruten de partidos en vivo, con cerveza

Vegas. Los momios cambian en cuestión de segundos, mientras los presentes creen aprovechar la mejor opción.

La sala de espera, justo frente a las pantallas, se transforma en una sucursal del estadio en cuestión. Los gritos se escuchan todo el tiempo, así como el cambio de tickets por dólares. El dinero se mueve de forma constante, mientras los juegos pasan de par en par.

Una vez terminada la jornada de los deportes en territorio estadounid­ense, el sonido local indica que apagarán todo en 10 minutos, los minutos más desoladore­s del lugar. El tiempo pasa mientras los presentes se toman hasta la última gota de su trago y pasan a ventanilla para dejar su apuesta del día siguiente. La ludopatía no tiene límites, mucho menos en Las Vegas.

INCREMENTO DE GANANCIAS

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Desde cualquier ángulo, la vista es impresiona­nte.
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