CAMINOS ENCONTRADOS
EL HISTÓRICO QB VIVIÓ SUS MEJORES AÑOS CON SAN FRANCISCO, PERO SE RETIRÓ EN KANSAS CITY
4 TÍTULOS GANÓ JOE MONTANA CON EL CONJUNTO DE SAN FRANCISCO
Cuando los nombres de 49ers y Chiefs convergen en un mismo enunciado, resulta difícil no evocar al mítico Joe Montana, el quarterback que ganó cuatro Super Bowls con San Francisco y en sus últimos años de carrera viajó a Kansas City en busca de la misma suerte, sin poderlo conseguir.
Considerado por años como el GOAT de la NFL, antes de la irrupción de Tom Brady, Montana fue un parteaguas en la historia de los 49ers. El mariscal de campo llegó a San Francisco como la selección 82 del draft de 1979 y a pesar de que en su primera campaña vio muy poca actividad, con el paso del tiempo se convertiría en un indispensable de aquel equipo liderado por Bill Walsh.
Fue en la campaña 1981 cuando llegó la irrupción del número 16. Consolidado como titular, Montana llevó a los 49ers a su primer Super Bowl al finalizar la temporada regular con una marca de 13-3. Ya en los playoffs, San Francisco dejó en el camino a Giants y Cowboys para citarse con los Bengals en el Super Bowl, donde los gambusinos terminaron por imponerse con marcador de 26-21. El quarterback fue elegido el MVP al anotar un touchdown por tierra y otro por aire.
Aquel campeonato sería el inicio de una dinastía. San Francisco volvió a la gloria en la campaña 1984, donde se coronó al vencer 38-16 a los Dolphins, una vez más con Montana como el MVP.
Ya convertido en una leyenda del equipo, el mariscal de campo llevó una vez más a los gambusinos al juego grande en la campaña 1988. Ahí, San Francisco volvió a imponerse a los Bengals con un cerrado 20-16. El quarterback lanzó dos pases de anotación a Jerry Rice.
Montana cerraría su ciclo triunfal con el equipo de la bahía una temporada más tarde, al llevar a los 49ers a su cuarto anillo tras vencer en el Super Bowl a los
Broncos con un contundente 55-10. El quarterback brilló con cinco pases de anotación y fue elegido como el Jugador Más Valioso.
Bajo su mando, los 49ers estuvieron cerca de llegar a otro Super Bowl en la temporada 1990, pero cayeron en la final de conferencia ante los Giants. Sin saberlo, aquél sería uno de sus últimos momentos como protagonista con San Francisco. Montana se perdió la temporada 1991 por lesión y luego disputó tan solo un partido en la campaña 1992, el último, ante Detroit, cuando la figura de Steve Young ya había tomado protagonismo.
En 13 años, se fue como el líder en yardas, con 35 mil 124, y un récord de 100-39. Lejos de los números su legado como el quarterback que ganó los cuatro Super Bowls que disputó alimentó su leyenda.
COMO UN JEFE
A pesar de que en San Francisco ya no encontró sitio, Montana se sentía con fuerza para continuar. Así, en 1993 decidió ir a los Chiefs, un equipo que le exigía el reto de hacerlo campeón.
El mariscal de campo, ahora bajo el número 19, estuvo dos temporadas con los Jefes en las que registró 17 victorias por ocho derrotas.