ESPERA RIVAL
Tigres tardó en sacar las garras, pero al final consiguió su boleto para los octavos de final de la Liga de Campeones de la Concacaf, donde ya espera al ganador de la serie entre el Orlando y el Cavalry. El conjunto felino hizo respetar su casa para llevarse la victoria 3-0 ante el Vancouver Whitecaps y así poner distancia en el marcador global, con un 4-1.
Y es que el equipo candiense puso más resistencia de la esperada, tanto en el partido de ida como en el de vuelta. Los felinos tuvieron que emplearse a fondo para finalmente abrir la fortaleza del Whitecaps y con tres goles en segundo tiempo finiquitar la serie.
El conjunto dirigido por Robert Dante Siboldi tardó en entrar en el partido. Caso contrario al Whitecaps, quien tuvo las primeras dos oportunidades de peligro en los primeros 10 minutos. Un mal despeje de Nahuel que por poco sale caro y un buen cabezazo de Laborda que se fue desviado.
Los Tigres se apoderaron del esférico y buscaron generar cierto peligro en los pies de André-pierre Gignac, pero el francés no anduvo fino, y los ataques felinos quedaron en disparos lejanos bien controlados por el arquero. La primera mitad terminó
Tigres se medirá en los octavos con el ganador de la serie entre Orlando y el Cavarly, la cual se definirá el 27 de febrero.
como empezó, en la jugada más clara para los canadienses, en un buen remate de Laborda que se fue muy cerca del palo derecho de Guzmán.
Consciente de todo lo que estaba en juego, Tigres salió mucho más atento en la segunda mitad y entonces logró generar peligro. El primer aviso vino de parte de Brunetta, con un disparo desde la frontal del área que amenazaba con colarse pegado al palo, pero Takaoka la sacó .
La llegada ablandó la zaga candiense y Tigres lo aprovechó. Quiñones puso el primero, al 51, tras mandar al fondo el esférico luego de un remate al travesaño por parte de Gorriarán. Los felinos tardaron en sentenciar la eliminatoria, hasta que al 85 un cabezazo de Ozziel Herrera terminó con la esperanza del Whitecaps. Todavía Vigón puso el tercero, al 91, cuando el equipo rival ya estaba volcado en busca del milagro.