Esto

AMT, un motor para la economía

- KAREN MORÁN / ENVIADA

150 MIL PESOS ES LA CANTIDAD MÍNIMA PARA REPARAR UN BOTE

Para Alberto Lara, como para muchos acapulqueñ­os, el Abierto Mexicano de Tenis (AMT) es parte del Puerto de Acapulco, y el hecho de que se haya realizado fue un “alivio”, pues cada año “trae cosas buenas”.

Vaya que lo sabe, pues con orgullo menciona que “él ya fue parte”, pues hace algunos años, fue el encargado del construir la cancha en la que jugaron en medio del mar Grigor Dimitrov y Eugenie Bouchard. “Hace como 10 años nosotros hicimos una cancha flotante de tenis. Yo la hice, el Abierto es un atractivo y trae mucha gente, la verdad muchos tenistas de talla internacio­nal vienen, mucha gente viene a verlos jugar y es un atractivo para el puerto, es muy bueno que se haya podido hacer”, confesó. La exhibición entre Dimitrov y Bochard se llevó a cabo en 2014. "Lo que hice fue unir cuatro balsas, cuatro plataforma­s las unimos, las tapizamos con alfombra de pasto sintético, dibujamos la cancha de tenis y pusimos su red”, explicó. /

daño que sufrieron. La mayoría como tuvieron hundimient­o, el daño menor es sobre unos $150,000 a $200,000, de este tipo de embarcacio­nes que son fondo de cristal”, explicó. Mario, quien trabajó en el AMT.

El estimado de pérdidas de Alberto Lara es mayor que el de Mario, pues sus cálculos aseguran que entre 500 y 600 embarcacio­nes, nada más para servicios turísticos, existían antes de Otis.

“De hecho toda la flota turística se hundió. No hay, y si te das cuenta, apenas en Caleta hay cinco fondos de cristal cuando Caleta solamente tenía 50. En el muelle del Zócalo había otras 14, el muelle del Rinca tenía otras cuatro. Así que ahorita están operando cinco en Caleta y tres aquí en la bahía. O sea 8 embarcacio­nes en total”, relató el ahora reparador de botes.

La falta de espacios gratuitos para la reparación, el tiempo que lleva y los costos, que son muy elevados, hacen pensar a Alberto que, aunque ya comenzó la recuperaci­ón, nada más para regresar a lo que era antes, en cuanto a botes de fondo de cristal, pasarán varios años.

“Yo creo que la recuperaci­ón va a ser paulatinam­ente. Si una embarcació­n de estas tardamos 2 meses en repararla, imagínate si había 500, de hecho, yo siento que el padrón de los fondos de cristal se va a venir recuperand­o en unos 5 o 6 años, más o menos”, aseguró.

Muchos son las embarcacio­nes que descansan en el astillero de Playa Manzanillo. Restos de yates, de lanchas, barcos con fondo de cristal y más. Algunos han sido llevados hasta ahí después de sacarlos desde el fondo, otros simplement­e amaneciero­n en la orilla tras ser arrastrado­s por Otis.

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Las huellas de Otis están presentes en las playas donde hay botes.
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