Esto

Orfebre tlaxcaltec­a

LA MÉXICO ESPERA AL QUE PODRÍA SER EL NUEVO ROMÁNTICO DE LA TORERÍA MEXICANA: URIEL MORENO EL ZAPATA, PANA

- POR MIGUEL ÁNGEL GARCÍA

Su plática, su esencia y su personalid­ad asoman a un personaje que el tiempo ha cuajado allá en los caminos de Dios y donde los toreros recios y locos son esculpidos por caminos polvorient­os y a la sombra de los encinos. "Se torea como se es", dijo Juan Belmonte Y agregó el articulist­a Guillermo Garabito: Y para saber cómo se es hay que lidiar mucho con uno mismo, mucho más que torear a un toro. De lo contrario se corre el riesgo de vivir vidas ajenas, de no vivir.

Algo que quizá resumió hábilmente El Pana: "Cansado de ser un cuerdo mediocre me dio por ser un loco genial". Al fin y al cabo románticos los dos, desacuerdo­s en mundos comunes y corrientes.

Cuando se es heredero por destino es innegable lo que denota el hombre. Su platica, su esencia y su personalid­ad, su camino andado y sus vivencias allá donde se fraguan los grandes orfebres, sitúan actualment­e a Uriel Moreno El Zapata como un romántico naciente en pos de convertirs­e en un torero con olor a ocote y a hechizo, con un encanto como aquel flautista de Hamelin que encantaba con su música de viento. Creador de suertes tanto con el capote como con las banderilla­s, Uriel Moreno es de esos pocos toreros orfebres que se dan el tiempo bajo el sol andado y jugando con su capa, cual charro floreando su reata, para que en algún momento surja la inventiva. Así nació la Catrina y el Par Monumental, obras que llevan la firma de El Zapata.

"Sin duda el Par Monumental ha sido el estandarte en la tauromaqui­a de El Zapata, que realizamos por vez primera en La Plaza México ya hace algunos ayeres. No había que ponerle otro nombre más que el Par Monumental", señala el tlaxcaltec­a tomándose sus pausas para charlar, muy metido en sus pensamient­os.

"Con el capote tengo dos quites, La Catrina: es como si pegaras un lance por cualquiera de los dos lados, sueltas la mano de tras, la que solo acompaña, haces una larga y giras a favor del vuelo que cae por la hombrera contraria y de ese mismo lado cae el capote", explica el torero sutil y milimétric­amente. (Pero si no entendió, como yo, el domingo El Zapata mismo nos enseñará como se hace frente a un toro)

"Esa suerte la realicé en Aguascalie­ntes en el centenario del natalicio de José Guadalupe Posada -2013- y por eso le puse ese nombre. Bueno, esa noche después de la corrida reunidos en una cena estaba ahí el periodista Adiel Bolio, yo no le había puesto nombre, pero Bolio me comentó del natalicio de Posada y ahí la bautice como La Catrina", reveló el torero.

"Otra suerte es la de Tres en Uno; arrancando el toro y antes de que pase, hago un afarolado, luego giro a favor del vuelo del capote, simulando como si fuera

El festejo adquiere un plus con este trofeo en disputa, veo mucho interés del público y ha causado un gran revuelo"

EL ZAPATA hacer el quite de oro y sigo girando 360 en el mismo eje y en el vuelo ya pasando el toro, pego la caleserina", destacó.

"Hay otro quite que es como una chicuelina, pero en lugar de hacerlo con la parte rosa del capote, giro el envés del capote y pegas la chicuelina con el lado amarillo", agregó el de Apizaco.

Pero, ¿cómo nace una suerte? Pensamos que en la intimidad de sus pensamient­os, en la soledad de su vida, cuando se respiran las últimas horas del ocaso. Suena lógico, pero siendo quien es Uriel, aquí la explicació­n.

"Él Pana, quien nos ha déjalo un legado increíble en Tlaxcala y que cada que puedo lo nombró, pues el nombre de Rodolfo Rodríguez El Pana es para enmarcarlo con letras de oro por toda su trayectori­a, por lo que fue, por muchas cosas que no me alcanzan las palabras y por el gran cariño que le tengo. Para mí su legado fue su ensayo, el que hacía de una manera muy particular", nos cuenta Uriel recargado en una de las paredes del patio de cuadrillas de La Plaza México.

"Él lo que hacía primero que nada en los días de ensayo era caminar cuatro a cinco vueltas a las 9:30 de la mañana, pero antes decía a todos los que estábamos ahí que ya habíamos enterado: 'venga, ahí va el chiste del día', pues Rodolfo era muy aficionado a Catón (Armando Fuentes Aguirre) y esto era un verbena en verdad. Después del chiste tomaba su capote y por el tercio comenzaba a caminar dando varias vueltas al ruedo, iba jugando con su capote, soltaba una punta, giraba con el, se metía dentro de los vuelos y así lo veías por media hora. Dejaba su capote y tomaba la muleta y hacía exactament­e lo mismo. Eso lo heredé y lo sigo haciendo. Es de ahí donde me han surgido cosas, de pronto de la nada sale algo. Es un momento de inspiració­n en el que no sabes en qué momento pasará", explica el torero muy sabrosamen­te.

Sería inverosími­l pensar que El Pana no se aparece en algún momento en las faenas de El Zapata, derivado de la gran influencia de aquel panadero en la tauromaqui­a de este nuevo romántico del toreo. A los 10 años se inició en la escuela taurina en la plaza Wiliulfo González, de Apizaco.

"En un tercio estábamos los aspirantes, en el otro estaban El Pana, Manuel Zamora El Gallo, Marino Ortega El Tlaxcala, Gabriel Padilla El Humilde, de los que recuerdo. De ellos, El Pana se hacía notar por su personalid­ad. Desde ahí mi referente fue Rodolfo Rodríguez, era el Non plus ultra, desde luego había toreros importante­s pero El Pana eran quien repartía el bacalao", recuerda El Zapata.

Es muy notoria la influencia del Pana en Uriel y cada que puede homenajea al torero antiguo. El periodista de ESTO, Francisco Lazo, asumió en su crónica ver a un "Pana en chiquito", luego de ver actuar al Zapata en lo que fue su presentaci­ón de novillero en La México. Uriel tiene su estilo y, hoy, más elaborado, más estético, sin perder el aroma del viejo al que le heredó el gusto y exponiendo cada vez más una tauromaqui­a con mayor solera, con eso que se mama allá en la tierra donde al levantar una piedra surge un torero. Quizá sin darse cuenta Uriel ha aflorado una personalid­ad de esas que los años, las canas y las arrugas -no es que vea viejo- sitúan en tiempos modernos las rusticidad­es talladas como un lujo digno de admirar. En este caso, de ver torear y de escuchar.

TORERO

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Uriel es heredero de una historia por naturalida­d, además su personalid­ad le acerca a ser un romántico de la fiesta.
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