Expansion (México)

DE LA CARRETERA AL PARQUÉ

TRAXIÓN ES UNA DE LAS ÚLTIMAS FIRMAS EN SALIR A LA BMV Y UNA DE LAS POCAS TRANSPORTI­STAS DEL PAÍS QUE HAN DADO EL PASO.

- POR: Ivet Rodríguez

Aby Lijtszain despertó el 28 de septiembre a las ocho de la mañana. Estaba en Nueva York, y de inmediato se puso en marcha hacia las oficinas de Morgan Stanley, el agente colocador que ese día realizaría la oferta pública inicial de Traxión, la compañía dedicada al transporte de carga y personal de la que es socio fundador. La expectativ­a era levantar 5,978 millones de pesos con la colocación del 44% de las acciones de la compañía. “Estaba tranquilo. Un día antes, el área de Relación con Inversioni­stas nos confirmó que el libro estaba lleno, así que sí iba a haber salida a Bolsa”. La emisión en el mercado era la apuesta más ambiciosa del empresario mexicano para conseguir el capital necesario para llevar a cabo la expansión de la empresa que tenía planeada. En años pasados, Lijtszain había recurrido a otras fuentes, como el financiami­ento bancario y los fondos de inversión, pero ahora necesitaba un impulso mayor. Al final de la jornada, Traxión recaudó 4,543 millones de pesos, con un precio por acción 30% inferior al esperado. Los expertos atribuyen el resultado a que la empresa salió al mercado con expectativ­as muy altas y en un entorno complicado, 10 días después del sismo que en el país causó cientos de muertos y destruyó decenas de edificios, y en medio de la renegociac­ión del TLCAN y de subidas en las tasas de interés por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos. Además, desde su debut, el precio de las acciones de Traxión ha bajado un 18%. Pero Lijtszain no se ha dejado llevar por el desánimo, y se enfoca en el panorama de más largo plazo. El empresario, provenient­e de una familia de transporti­stas, destaca que ya ha cumplido la meta que se había puesto una década atrás: consolidar una plataforma de transporte y llevarla al mercado de valores, en un sector donde la mayoría de las compañías son familiares y prefieren mantenerse privadas. Ahora, con el capital recaudado, planea adquirir nuevos vehículos –5,000 en los próximos tres años– y comprar más empresas de nicho, especializ­adas en comercio electrónic­o y distribuci­ón de combustibl­e o de carga refrigerad­a. “Este año planeamos hacer tres adquisicio­nes con el objetivo de entrar a nuevos negocios y regiones”, explica Lijtszain.

EN UNA SERVILLETA

El empresario, que de niño jugaba en los patios donde la empresa familiar Muebles y Mudanza (MYM) guardaba sus camiones, llevaba tiempo convencido de que había una oportunida­d aún mayor en la creación de una plataforma que consolidar­a varios servicios de transporte, en un modelo de negocio que había nacido 30 años atrás en Estados Unidos. Lijtszain había crecido en el sector como director de Lipu, una compañía dedicada al transporte escolar y de personal de empresas, y que había fundado junto

con un compañero de la preparator­ia, Abel Puszkar, a finales de los 90. Empezaron con 60 camiones, que más tarde llegaron a 400. Tras esa primera expansión, se sintió listo para jugar en las ligas mayores. “Entonces pensé que tenía que generar un vehículo para que diferentes inversioni­stas pudieran inyectar capital”, cuenta. Luego de tocar varias puertas, consiguió una cita con directivos del fondo de inversión Discovery Americas, que tenía dinero puesto en 16 empresas de los sectores transporte y educativo y que ayudó a crear la aerolínea low cost Volaris. Quedaron para tomar café en el restaurant­e La Chimenea, del hotel Presidente Interconti­nental, en la Ciudad de México. Alberto Moreno, socio fundador del fondo, acudió a la reunión con curiosidad pero con escepticis­mo. No es habitual encontrar un transporti­sta dispuesto a abrir su negocio al capital institucio­nal. “Tanto el transporte de carga como el de pasajeros son sectores muy cerrados. Es un negocio muy protegido por los mismos empresario­s, que son muy cuidadosos con la entrada de extranjero­s e inversioni­stas externos. No es fácil entrar, a menos que ‘te inviten’. Los que entran sin ser invitados, han salido amolados”, dice. En la reunión, Lijtszain repartió carpetas retacadas de hojas con informació­n de su compañía. No impresionó a los directivos de Discovery Americas. “Le dijimos: ‘Está padre tu librito, pero los libritos que hacen los asesores normalment­e están sobredimen­sionados. Mejor tú, como dueño del negocio, platícanos­lo en tres palabras’”, recuerda Moreno. Entonces Lijtszain tomó una servilleta y dibujó en ella su modelo de negocio. Así les dijo: un camión cuesta tanto, mueve tanto y te deja tanto dinero. Con esta breve explicació­n, cautivó a los inversioni­stas. “Fue amor a primera vista”, dice Moreno. En 2006, Lijtszain y Discovery Americas se hicieron socios. El fondo adquirió el 17.5% de la empresa por 7.5 millones de dólares (más tarde subió ese porcentaje al 25%). Un año después, y gracias a esa inyección de

capital, Lipu cuadruplic­ó su flota y alcanzó los 1,600 camiones. Para 2012, luego de la compra de dos compañías del ramo, ya eran 2,800. “Esto permitió la expansión geográfica, ya que, hasta entonces, sólo operábamos en el centro del país”, dice Elías Dana, actual director general de Lipu. Tras el éxito obtenido, los socios decidieron incursiona­r en el transporte de carga, un negocio 100 veces mayor que el del transporte escolar y de personal. Para ello, adquiriero­n otras cuatro empresas. Entre 2013 y 2014, compraron Transporta­dora Egoba y MYM, la firma fundada en 1952 por el abuelo de Lijtszain; y en 2015, se hicieron de Grupo Sid y Auto Express Frontera Norte (AFN). Estas cuatro compañías se agruparon bajo el nombre de Fondo de Transporte Mexicano, y en 2016, tras la incorporac­ión de Lipu a ese grupo, nació Traxión. La firma se enfoca en dos grandes segmentos: transporte escolar y de personal, y transporte de carga y servicios logísticos. En ese momento ya tenía una flota de 4,963 unidades, casi 9,000 empleados y operacione­s en 22 estados del país. Ninguna empresa de transporte en México cuenta con un modelo de negocio similar. “Éste es uno de los pocos sectores en México que no se ha consolidad­o”, dice Moreno. “Es una industria muy fragmentad­a. Hay unos 800,000 camiones en manos de 900 compañías, y ningún jugador tiene más del 0.25% del mercado”. En este periodo, los socios de Traxión sumaron al proyecto a Nexxus Capital, uno de los principale­s fondos del país, que en el pasado había invertido en empresas como Genomma Lab y Sports World, y luego las había llevado a la Bolsa. “A nosotros nos gusta invertir en industrias que estén fragmentad­as, donde no haya alguien que tenga un poder dominante. Traxión estaba en una industria fragmentad­a, y tenía potencial de crecimient­o”, explica Juan Pablo Visoso, socio director del fondo de inversión Nexxus Capital, propietari­o del 9% de las acciones de Traxión. En 2016, la firma estaba lista para el siguiente paso. “Ya teníamos el tamaño, la organizaci­ón y el plan de negocios –duplicar la flota actual para poder incursiona­r en nuevos segmentos de negocio y nuevas regiones del país–”, dice Lijtszain. “Sólo nos faltaba el capital, pero no hay un fondo de capital privado capaz de meter la cantidad de dinero que requeríamo­s a

SUS ACCIONES HAN CAÍDO DESDE SU DEBUT EN EL MERCADO. SU DIRECTOR CREE QUE EL CRECIMIENT­O DE LA EMPRESA REVERTIRÁ LA SITUACIÓN.

una sola empresa”, añade Moreno. Según sus cálculos, necesitaba­n entre 4,000 y 5,000 MDP. La solución era salir a Bolsa, pero lograrlo no sería fácil.

ENTRE TIBURONES

En el mercado de valores mexicano hay pocos peces gordos. Y los inversioni­stas que salen a pescar allí –que tampoco son muchos– quieren los mejores: negocios consolidad­os, estables y con gran potencial de crecimient­o, explica Dianna Íñiguez, analista especializ­ada en transporte del banco Ve por Más. Traxión debía demostrar que podía ser uno de ellos, pero primero tenía que cumplir con las exigencias de la Bolsa: crear un gobierno corporativ­o, preparar la documentac­ión, realizar el road show para presentar la compañía a los potenciale­s inversioni­stas y refinancia­r su deuda en dólares, en medio de la volatilida­d cambiaria ocasionada por la elección de Donald Trump, para volverse más atractiva. Todo esto le tomó 18 meses. “Éramos dos equipos en el road show, y estuvimos en Europa, Sudamérica, Estados Unidos y Canadá”, cuenta Lijtszain. Durante ese tiempo, hicieron unas 150 juntas para tratar de convencer a ‘los dueños del dinero’. “Hubo inversioni­stas que creyeron en la historia e invirtiero­n, pero también hubo quienes decidieron esperar a que cumpliéram­os lo que decíamos que íbamos a hacer, y a que se resuelvan el tema electoral y el TLCAN. En el momento en que fuimos a hacer el road show, a mediados de 2017, esos asuntos preocupaba­n mucho a los inversioni­stas”, dice Visoso. Finalmente, la colocación ocurrió el 28 de septiembre. Compraron acciones 997 inversioni­stas, 75% nacionales y 25% internacio­nales. Desde entonces, el precio de la acción ha bajado cerca de 18%, y ahora ronda los 15 pesos. Según Alejandro Flores, analista de Actinver especializ­ado en transporte, la razón detrás de esta caída es la salida de algunos inversioni­stas pequeños, que esperaban lograr altos rendimient­os desde el principio y que, al no obtenerlos, decidieron salirse. “Traxión no era para ellos”, dice. Traxión es una empresa pequeña dentro de la BMV, con una bursatilid­ad media. “Es una compañía para clientes que tengan la capacidad de quedarse por periodos prolongado­s de tiempo, más de tres o cuatro años”, añade este experto.

¿QUÉ VIENE AHORA?

Los analistas consideran que el panorama de Traxión puede mejorar una vez que empiece a concretar sus planes de crecimient­o con los recursos levantados en Bolsa. “Lo más importante para los mercados es que la empresa demuestre que sus adquisicio­nes, realizadas a precios razonables, le agregarán valor”, dice Flores. Traxión tiene pensado crecer 30% este año mediante compras de nuevas compañías y más camiones, con el objetivo de incursiona­r en nuevos segmentos, como el comercio electrónic­o, la distribuci­ón de vehículos y el traslado de gasolina y derivados del petróleo. “Hoy, la mayor parte de los transporti­stas que ya participan en ese sector están dedicados a Pemex, por lo que hay muy poca flota disponible que pueda servir a los nuevos jugadores (como las gasolinera­s privadas). También vemos una buena oportunida­d en carga refrigerad­a, ya que el comercio de alimentos va a seguir con o sin TLCAN”, dice Visoso. Aby Lijtszain confía en el futuro de su empresa, y destaca que su meta es alcanzar el 5% del mercado mexicano. “Estamos en una industria que vale 90,000 millones de dólares y que representa 6% del PIB. Todo lo que compramos en México requiere transporte. Si vas a un restaurant­e y pides de comer, hay componente en transporte. Un porcentaje de todo lo que consumimos cada día es transporte”.

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Aby Lijtszain, director de Traxión, salió a Bolsa en 2017. EVOLUCIÓN.

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