EL MODELO EUROPEO, ¿EN RIESGO?
Los movimientos neonacionalistas han ganado adeptos en Europa y ponen en juego reformas pendientes para su integración.
En marzo pasado, Italia retrató fielmente lo que ocurre en la Unión Europea (UE). En términos político-electorales, se convirtió en el único país del bloque donde los movimientos antiestablishment derrumbaron a los partidos tradicionales, incluido el Partido Demócrata, que ostenta la presidencia . La victoria del Movimiento 5 Estrellas y la Liga Norte, cuyo denominador común es el euroescepticismo, en las elecciones parlamentarias abrió riesgos sobre el futuro de la construcción de Europa, de acuerdo con la prensa especializada. Para expertos, no es un tema menor por el peso de la tercera economía europea. De 2015 a la fecha, el continente ha dado un viraje al ultraconservadurismo. El año pasado, Austria formó un gobierno de coalición entre el conservador Partido Popular de Austria y la organización de extrema derecha, Partido de la Libertad de Austria. En Polonia, el conservador de derecha, Ley y Justicia, mantuvo el poder, lo que aumentó la tensión con la UE en temas como la preservación del Estado de derecho y la autonomía de poderes. En abril pasado, el partido Fidesz, de corte ultraconservador y de nacionalismos-étnicos, se impuso en las elecciones legislativas de Hungría y junto con Mateusz Morawiecki, nuevo primer ministro de Polonia, conformaron un bloque opositor al asilo de refugiados o migrantes. El florecimiento de los movimientos neonacionalistas puede retrasar los planes de integración. Lo que está en juego es una serie de reformas en el seno de la UE, como la integración financiera, la formación de mecanismos de rescate, la proyección de presupuestos comunitarios o la reestructuración de los mercados laborales. Según los expertos, la recesión mundial de 2008 abrió la puerta a movimientos neonacionalistas en Europa, que cuestionan la globalización y sus impactos, como las crisis económicas y el desempleo. Además, el nacionalismo ha sido exacerbado por el arribo de cientos de refugiados. “La integración productiva ha hecho que se hayan sincronizado los ciclos económicos con los ciclos políticos, dando paso a movimientos populistas”, señala Enrique Covarrubias, director de Estrategias de Actinver. Esos movimientos complican la cooperación entre los países miembros de la UE de cara a las elecciones de renovación del Parlamento Europeo en mayo de 2019. “Para todos los países está siendo difícil formar gobiernos de mayoría, que sean estables, y dificulta hacer las reformas pendientes”, dice Lorena Ruano, investigadora del CIDE. Por primera vez desde 2004, en esas elecciones no participará Reino Unido, por su salida del bloque en marzo de 2019. “Podría pasar que los partidos antieuropeos y euroescépticos tengan una proporción muy importante en la mayoría de los escaños. Aunque no hay suficiente claridad, eso cambiaría los equilibrios”, indica Stéphan Sberro, jefe del Departamento de Estudios Internacionales del ITAM.