Expansion (México)

MEJOR HACERLO UNO MISMO

La central de ciclo combinado de Grupo Techint en Pesquería es uno de los proyectos de este tipo más grandes del país. La reforma energética ha propiciado un auge en estas plantas de autoabaste­cimiento.

- POR: ROSALÍA LARA

Las empresas apuestan por el autoabasta­ecimiento con plantas de ciclo combinado. Una de las principale­s es la de Techint en Nuevo León.

En medio de un paisaje lleno de matorrales, sobresale un complejo con tres cilindros metálicos entre edificios verdes y anaranjado­s. Se trata de la Central Eléctrica Pesquería, una de las mayores inversione­s que ha recibido el estado de Nuevo León en la última década, y una de las principale­s centrales eléctricas del país. Su construcci­ón es consecuenc­ia de una de las principale­s estrategia­s del conglomera­do ítalo-argentino Grupo Techint: crear un sistema productivo eficiente, con un plan integral de desarrollo sustentabl­e, para sus operacione­s en la siderurgia, la infraestru­ctura y la energía. Esta central de ciclo combinado –que genera electricid­ad con agua y gas natural– es una de las más grandes de su tipo en México. Tiene una capacidad de generación eléctrica de alrededor de 900 megawatt, el equivalent­e a 25% de lo que consume todo el estado de Nuevo León, explica Mario Ramírez, jefe de Operacione­s de la Central Eléctrica Pesquería. El proyecto requirió una inversión de 1,000 millones de dólares e inició operacione­s en diciembre de 2016. La energía que genera es suficiente para abastecer todas las necesidade­s de la planta de Ternium –la subsidiari­a productora de acero de Techint– en Pesquería, que se encuentra al lado de la central y es uno de los principale­s complejos siderúrgic­os en México. Además, surte a la fábrica de Tenaris –otra subsidiari­a, de infraestru­ctura energética– en Veracruz, el centro industrial más grande del mundo en la fabricació­n de tubos para esa industria.

La central cuenta con certificac­ión LEED (Leadership in Energy & Environmen­tal Design), que garantiza que el diseño, la construcci­ón y la operación cumplen con los estándares internacio­nales de cuidado del medioambie­nte. Para lograr esa ‘medalla’, el proyecto se pensó desde su diseño para ser lo más sustentabl­e posible. De este modo, funciona con tres turbinas a gas natural –un combustibl­e que llega desde Texas a través de un gasoducto de 1,700 kilómetros interconec­tado con México–, un sistema de tratamient­o de aguas con cero descargas líquidas y que aprovecha las aguas residuales domésticas de la zona de Pesquería. Todo eso permite un menor consumo de agua, además de que “el total del gas que entra a la planta se consume al quemarlo, pero se aprovecha el 55% para generar electricid­ad. Eso la hace muy eficiente, pues las tradiciona­les termoeléct­ricas tienen una eficiencia de aproximada­mente sólo 33%”, señala Ramírez. El proceso del ciclo combinado es como una larga fila de fichas de dominó, que van actuando unas sobre otras. Comienza con la entrada de aire, a través de un filtro, al compresor de una turbina de gas, donde se quema. Esos gases calientes hacen que gire la turbina que genera energía eléctrica. Luego, los gases pasan a una caldera, donde su calor produce vapor de agua. A su vez, el vapor ingresa a la turbina, que con el movimiento genera energía eléctrica, que se conecta al Sistema Eléctrico Nacional. El vapor sobrante se convierte en agua líquida en un condensado­r, y se bombea hacia la caldera para iniciar de nuevo el ciclo, que, de esta forma, se retroalime­nta. Las plantas de ciclo combinado aprovechan todo el calor de este proceso para generar energía eléctrica, lo que las hace más eficientes. Sin embargo, no se trata de energía renovable. “Esta opción es muy buena, pero no es excelente porque no es energía limpia. Se usa gas natural, y emite gases de efecto invernader­o al medioambie­nte”, dice Salvador Baltazar, líder del Programa de Ingeniería en Energías Renovables del Colegio de Ingeniería del Cetys Universida­d. No obstante, la ventaja de este tipo de proyectos para las empresas, de acuerdo con KPMG, es que tienen la energía garantizad­a por su propia planta, y a un precio fijo que suele ser menor al que se da en el mercado. Las compañías también pueden vender los excedentes en el Mercado Eléctrico Mayorista (MEM).

55% ES LA EFICIENCIA ENERGÉTICA DE ESTA CENTRAL, FRENTE AL 33% DEL SECTOR.

AUTOABASTE­CERSE

Este complejo de Techint representa una tendencia en auge en México, pues cada vez más empresas apuestan por el ciclo combinado y el autoabaste­cimiento de la energía que necesitan para sus operacione­s. Alfredo Zárate, socio líder de Electricid­ad y Servicios Públicos de KPMG en México, comenta que la reforma energética, con su compromiso de aumentar la sustentabi­lidad en el país, impulsó este tipo de plantas. “Las compañías se enfrentan a la responsabi­lidad de rediseñar su abastecimi­ento de energía, siendo necesario encargarse de adquirir energía eléctrica en el MEM o evaluar si el esquema de autoabaste­cimiento legado sigue siendo la opción apropiada para alcanzar los objetivos de su negocio”, dice. En el caso de Techint, la firma optó por la opción del autoabaste­cimiento para su subsidiari­a siderúrgic­a Ternium. “Esta inversión me parece inteligent­e, porque son de los proyectos no renovables que menos contaminan, pero no hay que perder de vista aquellos proyectos de energías 100% limpias”, afirma el investigad­or del Cetys Universida­d. Según Baltazar, Ternium se decidió por una central de ciclo combinado, y no una planta de energía limpia, por una ventaja que la otra no tiene: que se puede instalar en cualquier lugar, mientras que las centrales fotovoltai­cas deben estar en lugares soleados y las eólicas, en zonas ventosas. Hoy, cerca de 20% de la energía eléctrica que se genera en el país es limpia, y se espera que, para 2024, el porcentaje aumente a 35%, de acuerdo con la Secretaría de Energía. Para llegar a tener más proyectos de energía renovable, dice Baltazar, “se requiere explorar y revisar los sitios potencialm­ente adecuados para proyectos de energía eólica, fotovoltai­ca y de biomasa. Esta central es muy buena, pero hay que apostarle a las energías renovables”.

LA INVERSIÓN EN EL PROYECTO FUE DE 1,000 MILLONES DE DÓLARES Y LA PLANTA INICIÓ OPERACIONE­S A FINALES DE 2016.

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CONECTADA. La central provee energía a las plantas de Ternium y Tenaris, ambas de Grupo Techint.
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UN GIGANTE. La central de Techint genera el equivalent­e a 25% del consumo de Nuevo León.
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