EL RIESGO DE NO ARRIESGAR
n los próximos 20 años, 40% de las empresas del índice Standard & Poor’s 500 podrían desaparecer o, al menos, dejar de figurar en el listado. La razón la explicaba el estadounidense David Roberts, uno de los mayores expertos del mundo en innovación disruptiva y tecnologías de crecimiento exponencial, durante el Expansion Summit, que tuvo lugar a mediados del mes pasado. ¿Qué están haciendo –comenzó preguntando a los asistentes, muchos de ellos, empresarios y CEO– para asegurar la supervivencia de su empresa? ¿Alguno cuenta en su equipo con un Chief Disruption Officer? Ninguno alzó la mano. Pues ése –continuó– es el mayor desafío al que se enfrentan hoy en día: entender que la disrupción será la norma de operación durante las próximas dos décadas. Nokia y Motorola fueron las empresas más innovadoras en telefonía celular en su momento, pero tardaron menos de dos años en quedar fuera del mercado cuando los sistemas IOS (Apple) y Android (Google) aparecieron. Mejorar sus productos o servicios es una obligación para todas las empresas. Pero ¿qué sucede cuando alguien llega y cambia por completo el modelo de negocio? ¿Existe alguna manera de prepararse para eso? La buena noticia es que sí, con inteligencia artificial. Al igual que desde inicios del siglo pasado, toda innovación consistía en transformar cualquier herramienta manual en eléctrica, hoy tenemos la misma oportunidad con la inteligencia artificial, es decir, hacer inteligente todo aquello que esté relacionado con nuestro negocio, producto o servicio. Un cambio nada sencillo pero cada día más inaplazable.
EEn el último año, aumentó 300% la demanda de profesionales con aptitudes para el desarrollo de la inteligencia artificial en el mundo, según datos de LinkedIn. México todavía no produce (ni atrae) todo el talento que requiere. Es necesario crear las condiciones para que las mentes más brillantes del país decidan al menos quedarse aquí, porque en la guerra por el talento –según Salvador Alva, presidente del Tecnológico de Monterrey– no somos competitivos. Un ejemplo de ello son los salarios, aunque no el único. De los más de 79 millones de internautas mexicanos, 64% pasa todo el día conectados a internet, 89% de ellos, a través de un smartphone (más que los estadounidenses, británicos o chinos). El potencial de conocimiento de nuestro consumidor es tan enorme que cualquier estrategia que no se base en el análisis avanzado de datos no sólo es imprecisa, sino posiblemente contraproducente. Sin embargo, México está rezagado en su capacidad de innovación y talento digitales, según un estudio del World Economic Forum, que señala las principales habilidades relacionadas con la economía digital. La llegada de la generación Z –100% nativos digitales– al mercado laboral es inminente. Es momento de que las empresas adopten un papel más activo en la solución de los retos digitales del país y generen un mayor diálogo intergeneracional, que les va a obligar a cuestionar, por completo, sus esquemas de liderazgo. En México, la inmensa mayoría de las empresas sigue esquemas de sucesión familiar. La gestión de la empresa familiar es, según varios estudios, más conservadora que la de aquéllas más meritocráticas. Entonces, ¿corren mayores riesgos en un mundo liderado por la disrupción? Veamos nuestro ranking en 20 años.