MÁS QUE UNA CHARLA ENTRE AMIGOS
El consejo de administración en una empresa familiar ordena, dirige y critica.
Reuniones que sólo sirven para revisar información y convivir, que no aportan valor ni ayudan a concretar estrategias en beneficio del negocio. Así son tres de cada diez sesiones de consejos de administración en México, según una encuesta de la consultora de negocios Russell Reynolds Associates y el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), aplicada a 30 grandes empresas en 2016. La resistencia se debe a la ausencia de una visión a largo plazo, a considerar a los consejeros independientes como ‘extraños’, a la poca apertura de los directivos al cambio y a desconocer las mejores prácticas en gobierno corporativo. Justus O’brien, director general de la oficina de Nueva York de la consultora, menciona que México debe caminar hacia la adopción de las mejores prácticas de empresas públicas de Estados Unidos y la Unión Europea. En el país del norte, los fondos de pensiones presionan para que las compañías adopten órganos de gobernanza, son estrictos a la hora de pedir indicadores, evalúan el desempeño de sus consejeros a través de terceros, piden que el CEO no ocupe el puesto de presidente del consejo, que la firma mitigue el impacto ambiental y que asegure la sucesión de los puestos clave. En Europa, los inversionistas abogan por la participación de la mujer en los consejos y deciden la remuneración de los directores.