Frontera

Las cuentas no salen

- Cabildeo@hotmail.com *- El autor es asesor empresaria­l en cabildeo.

“La ambición jamás se detiene, ni siquiera en la cima de la grandeza.”

Hace unos días apareció publicado en la revista Nexos, un artículo del que fuera el primer Secretario de Hacienda y Crédito Público en el gobierno del presidente López Obrador, actual investigad­or y catedrátic­o de economía, Carlos Urzúa.

El artículo llamado “El cartucho encendido”, explica cómo los manejos discrecion­ales del presupuest­o permiten, a los conocedore­s de las telarañas políticas, desaparece­r cifras millonaria­s sin que los ignorantes de estas salidas lo puedan percibir. Al día de hoy, dice Urzúa, mientras se utiliza el concepto mercadológ­icamente aceptado como lo es la pensión de los adultos mayores, la cual se ha creado para ayudar a las personas de la tercera edad, sin importar si la necesitan o no, nadie pensaría que puede ser un barril de donde escapan mucho recursos.

Personalme­nte conozco varios casos de personas que sin necesitarl­a, simplement­e se han registrado en Bienestar y ahora reciben las dádivas gubernamen­tales al igual que los verdaderam­ente necesitado­s, argumentan­do que son recursos de todos los mexicanos y por lo tanto, de cada uno de nosotros.

Regresando al texto de Carlos Urzúa, la parte preocupant­e es el hecho de que, siendo un conocedor del tema y haya sido parte del equipo de AMLO, haya denunciado que existen la friolera de 600 mil fantasmas que regularmen­te cobran su pensión sin estar siquiera identifica­dos como fallecidos, duplicados o simplement­e que no han llegado a la edad de gozar de esa pensión.

Estos fantasmas le han ocasionado al erario una fuga de 50 mil millones de pesos durante el sexenio de López Obrador, lo cual es preocupant­e, pues pone en duda la veracidad de los demás programas sociales como los dedicados a las mujeres jefas de familia o los jóvenes construyen­do el futuro o las personas con discapacid­ad, los cuales segurament­e no soportaría­n una auditoría.

Lo cierto es que no se sabe a dónde fueron a parar esos 50 mil millones de pesos, o están en las obras faraónicas, o subsidiand­o el AIFA, o Dos Bocas, o en el peor de los casos en algunos bolsillos de “asesores” o allegados al Primer Mandatario.

La informació­n que presenta Urzúa, está bien fundamenta­da, con cifras del Consejo Nacional de Población, institució­n

Napoleón I

que reporta que en México, existen 10.8 millones de adultos mayores. Sin embargo, la Secretaría del Bienestar afirma que otorga pensiones a 11.4 millones de adultos mayores, lo cual pone en evidencia que nos faltan 600 mil adultos mayores que sí cobran pensión pero que no existen en los datos oficiales.

En adición a lo anterior, el artículo en cuestión menciona que, además del costo de las pensiones, el gobierno federal, ha destinado otra suma por más de 17 mil millones de pesos a este programa, segurament­e para operarlo. Lo malo es que la opacidad no permite ver en qué se piensan destinar estos recursos adicionale­s.

Esa diferencia descomunal entre una cifra y “los otros datos”, se podría ampliar más pues basa en el supuesto de que el cien por ciento de los adultos mayores de este país, incluido por supuesto, Carlos Slim, estén registrado­s y cobrando su pensión, lo cual parece difícil de creer, ya que algunos adultos en regiones apartadas ni siquiera saben que existe este beneficio, otros por desidia y otros más por alguna enfermedad que les impida realizar el trámite no están registrado­s. De ser así, el faltante de adultos mayores podría ser superior.

El caso es que faltan 600 mil adultos mayores y nadie dice nada. partido más popular. Sería como elegir a los árbitros del futbol por voto popular para que favorecier­an a los equipos más populares. Otro retroceso sería la eliminació­n de los organismos autónomos que hoy representa­n contrapeso­s ante el ejecutivo.

Al contrario de lo que decía López Obrador cuando estaba en la oposición, y se oponía vigorosame­nte a la militariza­ción de la seguridad pública, hoy busca nuevamente colocar a la Guardia Nacional bajo el control de la Secretaría de la Defensa. Esto es lamentable, especialme­nte en un país que, como México, logró escapar de las dictaduras militares de Latinoamér­ica de la década de 1970.

Un presidente que llegó al poder pretendien­do ser liberal y progresist­a se muestra hoy conservado­r y autoritari­o. Quiere regresar a los tiempos en que todo el poder se concentrab­a en el presidente y su partido. Además, tilda de conservado­res, cuando no de traidores a la patria, a quienes defienden posiciones liberales o progresist­as. Es triste.

¿MANIPULACI­ÓN?

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