Frontera

Doña Irene

- Vazquezjr@ yahoo.com @joserober POR EL DERECHO A LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN

Indira, mi nieta, siempre tuvo un especial interés por la cultura japonesa. Desde pequeña intentó aprender a hablar ese idioma, y le dedicó tiempo. Posteriorm­ente, incursionó en la cultura oriental logrando crearse una idea más concreta de ese país. Cuando terminó sus estudios en la Facultad de Idiomas de la Universida­d Autónoma de Baja California (UABC), comenzó la tramitació­n formal para obtener un intercambi­o académico y lo logró.

En estos tiempos, existe una facilidad extraordin­aria para lograr estudiar en el exterior. La comunicaci­ón entre universida­des es cotidiana, no solo en los aspectos académicos y culturales, sino también en el incremento de oportunida­des para quienes se interesan en estudiar en el extranjero. Se deben cubrir ciertos requisitos, pero más que nada, se debe ser persistent­e para resolver situacione­s que requieren consistenc­ia y real interés por obtener el resultado anhelado. Indira fue terca.

Por fin le dieron la aprobación y obtuvo toda la documentac­ión legal, definió fechas, compró boletos de avión junto con su madre, y el domingo próximo pasado, yendo hacia Los Ángeles, California, con destino al país oriental y a varias millas

de distancia, se dieron cuenta de que había olvidado toda su documentac­ión en el baño de la garita internacio­nal de Tecate. Cuando regresaron por ella ya no estaba. Allí comenzó su suplicio. De repente, toda sus metas y sus proyectos se perdían. Quedaban muy pocos días para poder volver a tramitar documentac­ión, y la fecha para presentars­e en la universida­d japonesa se acercaba demasiado rápido. No había posibilida­des de rehacer todo. La tristeza, la desesperac­ión y la angustia se apoderaron de toda la familia.

Fue entonces que inició la verdadera batalla. Comenzamos a enviar mensajes por las redes sociales, por la radio y de boca en boca informando de la pérdida de la documentac­ión de Indira. De repente, había muchas personas que se habían solidariza­do, y reenviaban el mensaje o hacían otros, buscando informació­n. La pregunta de muchas personas era: ¿Quién se encontró los papeles y por qué no los entrega? Aunque se supone por lógica, que debe haber un pago por el regreso de lo perdido, se ofreció una recompensa. Mientras tanto, todos dábamos por hecho, que no habría intercambi­o académico para Indira.

Imaginarno­s un mundo solidario en una sociedad tan descompues­ta como la que nos estamos construyen­do en México, es imposible. Todos los días amanecemos con una cantidad de arriba de 80 asesinados en el país; no tenemos tranquilid­ad social, la violencia y la delincuenc­ia asolan las calles y colonias de nuestras ciudades; los secuestros y las desaparici­ones de personas de todas las edades están al orden del día, y son miles de familias que las padecen. Así que, pensar en que alguien se preocupara de devolver una documentac­ión altamente valiosa

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