Doña Irene
Indira, mi nieta, siempre tuvo un especial interés por la cultura japonesa. Desde pequeña intentó aprender a hablar ese idioma, y le dedicó tiempo. Posteriormente, incursionó en la cultura oriental logrando crearse una idea más concreta de ese país. Cuando terminó sus estudios en la Facultad de Idiomas de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), comenzó la tramitación formal para obtener un intercambio académico y lo logró.
En estos tiempos, existe una facilidad extraordinaria para lograr estudiar en el exterior. La comunicación entre universidades es cotidiana, no solo en los aspectos académicos y culturales, sino también en el incremento de oportunidades para quienes se interesan en estudiar en el extranjero. Se deben cubrir ciertos requisitos, pero más que nada, se debe ser persistente para resolver situaciones que requieren consistencia y real interés por obtener el resultado anhelado. Indira fue terca.
Por fin le dieron la aprobación y obtuvo toda la documentación legal, definió fechas, compró boletos de avión junto con su madre, y el domingo próximo pasado, yendo hacia Los Ángeles, California, con destino al país oriental y a varias millas
de distancia, se dieron cuenta de que había olvidado toda su documentación en el baño de la garita internacional de Tecate. Cuando regresaron por ella ya no estaba. Allí comenzó su suplicio. De repente, toda sus metas y sus proyectos se perdían. Quedaban muy pocos días para poder volver a tramitar documentación, y la fecha para presentarse en la universidad japonesa se acercaba demasiado rápido. No había posibilidades de rehacer todo. La tristeza, la desesperación y la angustia se apoderaron de toda la familia.
Fue entonces que inició la verdadera batalla. Comenzamos a enviar mensajes por las redes sociales, por la radio y de boca en boca informando de la pérdida de la documentación de Indira. De repente, había muchas personas que se habían solidarizado, y reenviaban el mensaje o hacían otros, buscando información. La pregunta de muchas personas era: ¿Quién se encontró los papeles y por qué no los entrega? Aunque se supone por lógica, que debe haber un pago por el regreso de lo perdido, se ofreció una recompensa. Mientras tanto, todos dábamos por hecho, que no habría intercambio académico para Indira.
Imaginarnos un mundo solidario en una sociedad tan descompuesta como la que nos estamos construyendo en México, es imposible. Todos los días amanecemos con una cantidad de arriba de 80 asesinados en el país; no tenemos tranquilidad social, la violencia y la delincuencia asolan las calles y colonias de nuestras ciudades; los secuestros y las desapariciones de personas de todas las edades están al orden del día, y son miles de familias que las padecen. Así que, pensar en que alguien se preocupara de devolver una documentación altamente valiosa