Frontera

Por un suelo más parejo, segunda parte

- Eibanez@mmc-mx.com *- La autora es Contadora Pública Certificad­a especialis­ta en Seguridad Social.

Promover la equidad de género no se trata solo de derechos humanos, también es un impulso al crecimient­o económico, según estudio reciente de la Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo.

Siguiendo con el tema de la columna anterior, de lo importante que es promover la equidad de género como impulso al crecimient­o, competitiv­idad y futuro de la economía, es necesario aportar más datos interesant­es al respecto. Comentábam­os que, desde el punto de vista económico, el sumar a más mujeres a la economía, el disminuir brechas de género y el alcanzar la mujer cada vez más posiciones de liderazgo, abonan a la mejora económica de México y de toda América Latina.

Por ello, la organizaci­ón internacio­nal del trabajo (OIT) en su estudio “Cerrar la brecha de género para impulsar la economía y la productivi­dad en América Latina” analiza exhaustiva­mente el tema. En el contexto de México y América Latina, se observa una marcada disparidad laboral entre hombres y mujeres. Si bien, el ingreso de las mujeres es 11.6% menor al de los hombres entre los países que forman parte de la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económico (OCDE), de acuerdo al estudio en comento, realizado por la OIT, en el segundo trimestre de 2023 la brecha de género en la participac­ión laboral persistió con una tasa de 22.6% en América Latina.

En dicha región, la tasa de ocupación de los hombres con nivel universita­rio supera en 11 puntos porcentual­es a la de las mujeres de igual nivel educativo. Sin embargo, aun mayor es la brecha de género en los niveles bajos de educación, que alcanza 32 puntos porcentual­es. En conjunto, la tasa de ocupación de los hombres con mayores calificaci­ones es de 49 puntos porcentual­es superior a la de las mujeres con bajo nivel educativo. Estas cifras hablan por sí solas, ya que mientras más bajo es el nivel educativo, mayor es la brecha.

Este desequilib­rio se debe a que las mujeres dedican un considerab­le número de horas a actividade­s de cuidado no remunerada­s, además de una marcada discrimina­ción laboral. Esta situación está frenando el potencial productivo y económico de las mujeres en la región. Perdónenme, pero no podemos quedarnos como si nada ante estos datos.

La movilidad social y la equidad de género deben verse como mecanismos de desarrollo económico. Hay mucho que hacer por parte de gobiernos y sector empresaria­l actualment­e, y no por moda, o por cumplir una cuota, sino porque al final todos ganan si se le apuesta al talento, indistinta­mente de su género. Las empresas empleadora­s juegan un papel fundamenta­l en la reducción de las brechas de género que, a su vez, resulta en beneficios económicos para ellas y sus cadenas de valor.

En conclusión, según el estudio comentado, el cierre de brechas de género no solo es cuestión de equidad y derechos humanos, sino también una estrategia para impulsar la productivi­dad y el desarrollo económico en los países. La movilidad social de la mujer es imperiosa para el desarrollo económico de nuestro país.

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