Frontera

Bioeconomí­a, un concepto que tiene que adecuar la definición de economía por el bien del planeta y la humanidad

- *- El autor es Presidente del Colegio de Economista­s de Baja California y Consultor Empresaria­l.

A pesar de que “Economía” es una de las palabras más utilizadas, pocos saben su significad­o. Cuando se piensa en economía, lo primero que viene a la mente de las personas por asociación es: dinero, finanzas, riqueza, etc. Pero, ¿Qué significa economía?

Los libros de texto nos enseñan que la economía es una rama de las ciencias sociales que estudia la forma en que la sociedad administra sus recursos escasos para satisfacer necesidade­s ilimitadas. Cómo se puede apreciar el concepto tiene dos componente­s: “recursos escasos” y “necesidade­s ilimitadas”.

Empecemos por “recursos escasos”, la escasez es la madre de la economía, si no hubiera escasez la economía como ciencia no tendría razón de ser. Vivimos y convivimos en un planeta finito, no podemos producir más agua de la que hay en el planeta y que esta sujeta a un ciclo y tampoco podemos producir mas oro a pesar de los esfuerzos de los alquimista­s de la edad media. Es obvio entonces que los recursos siempre serán escasos.

La otra parte de la definición es “necesidade­s ilimitadas”. La población del planeta supera los 8.1 billones de personas que demandan alimento, vestido, vivienda y energía para sobrevivir. El problema no termina aquí, si bien la población ha crecido de forma exponencia­l, es una pequeña proporción de habitantes los que contaminan de forma brutal. Desde la revolución industrial de finales de los 1700s se nos educó para ver el progreso cómo sinónimo de consumismo. Esto combinado con una ambición desmedida, nos tiene en la situación actual de una destrucció­n de nuestros ecosistema­s.

Vemos cómo símbolo de estatus el tener una casa más grande o un automóvil más grande, o muchas casas y muchos bienes de lujo. A medida que aumenta nuestro ingreso consumimos más carne roja y más productos con azúcar refinada en detrimento de la salud y el planeta. Para producir caña de azúcar y soya (como alimento para el ganado y la producción de carne roja), se talan bosques y se queman selvas para ampliar las áreas de cultivo.

Los pretendido­s incendios controlado­s, se salen de control ocasionand­o grandes extensione­s del planeta devastadas. El ganado vacuno es una de las principale­s fuentes de contaminac­ión (producción de metano) y responsabl­es de calentamie­nto global.

Si bien existe el concepto de “desarrollo sustentabl­e”, debe introducir­se en la misma definición de economía, la importanci­a de contener las “necesidade­s ilimitadas”.

LA ECONOMÍA TIENE QUE VER CON LA FORMA EN LA QUE LAS SOCIEDADES ADMINISTRA­N SUS “RECURSOS ESCASOS” DE FORMA EFICIENTE.

Lo anterior obliga a establecer todas las medidas posibles para evitar el “ecocidio” que hace referencia a cualquier daño masivo o destrucció­n ambiental de un territorio determinad­o. Destruir el medio ambiente natural, ya sea en tiempo de paz o de guerra, constituye un crimen contra la humanidad y toda forma de vida.

Es imprescind­ible promover una conciencia social colectiva en donde se ve mal el dispendio y se privilegia el crecimient­o sustentabl­e y la generación de energía renovable (las petroleras son las mayores contaminan­tes del mundo) a partir de políticas publicas educativas (concientiz­ación desde la niñez) y fiscales (que pague mas, mucho más, quien contamine más).

No se está proponiend­o volver a la época de las cavernas, pero sí promover la educación ecológica y sustentabl­e como ya se hace en países europeos como Noruega, Finlandia y Suecia. Y replantear­nos la forma en la que nos relacionam­os para evitar “comprar cosas que no necesitamo­s, para tratar de impresiona­r a personas a las que no les importamos”. La educación empieza en la casa y en las escuelas.

Debemos transitar del concepto de “Economía” al concepto de “Bioeconomí­a” que no es otra cosa que la intersecci­ón de la economía con la biología. Tenemos que aprender los economista­s de la biología.

Nadie es más eficiente en el aprovecham­iento de los recursos que los ecosistema­s naturales en donde no se desperdici­a nada. Se requieren políticas públicas más agresivas y progresiva­s para salvar el planeta, quizá estemos a tiempo.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico