COLÁGENO EN POTENCIA
Esta proteína da soporte y firmeza a la piel, pero con la edad producimos menos y de peor calidad. La clave para protegerla es inhibir su degradación y evitar los factores que aceleran el daño.
A LA SOMBRA
La radiación UV es el enemigo número uno del colágeno y lo daña más de lo esperado. Por un lado, inhibe su producción, provocando que generemos menos colágeno (y encima, de peor calidad), y por otro, deforma las fibras elásticas que componen el ya existente y presente en la piel, haciendo que el que tenemos sea más frágil y rígido y, por lo tanto, menos eficaz. Por ello, es esencial el uso diario de un bloqueador, ya que evita manchas y preserva la firmeza cutánea.
ALIADOS INFALIBLES
Conocemos de sobra el papel primordial de los antioxidantes a la hora de combatir los radicales libres, un rol que los convierte en guardianes del colágeno, tanto cuando se ingieren en una dieta rica en frutas y verduras como cuando se aplican de forma tópica, mediante cremas y sueros.
AYUDA COSMÉTICA
Hoy en día, sabemos que las cremas con colágeno tienen una excelente acción hidratante, pero estas moléculas no sustituyen al colágeno natural de la piel. Afortunadamente, contamos con activos de eficacia demostrada a la hora de estimular la producción de esta proteína. Entre los más conocidos están los retinoides (como el retinol o el retinal), muy eficaces pero no siempre bien tolerados por todas las pieles, y, cómo no, los péptidos, que están revolucionando la cosmética reafirmante. Cuando se aplican de forma tópica, los péptidos consiguen enviar mensajes a las células cutáneas, tanto para animarlas a crear colágeno nuevo como para la también fundamental acción de inhibir las enzimas que degradan el colágeno existente.