Tecnología para la educación
Cada vez nos llegan más historias del uso de tecnología audiovisual en espacios educativos, lo mismo en México que en el mundo.
Si hace una década algunos salones de clase empezaban con pizarrones electrónicos, la evolución ha sido vertiginosa para el amplísimo uso de proyectores lo mismo de tiro ultra corto que los nuevos con fuente de luz láser para auditorios, pero también la integración de redes Gigabit para control y automatización de espacios que requieren gobernar clima artificial, persianas, conmutación de diversas fuentes AV, múltiples micrófonos, control de iluminación LED, sistemas de monitoreo para evacuación y emergencia y plataformas de eficiencia energética.
El asunto es que un campus de educación superior resulta un escaparate para la integración de sistemas. Pero no hay que ver estos proyectos más allá de su naturaleza técnica, son coadyuvantes en el proceso de enseñanza aprendizaje.
Es evidente que las universidades privadas son referentes en el uso de la tecnología. En un país como el nuestro, el Estado relega las herramientas audiovisuales a un último grado, entonces las instituciones públicas y autónomas van lentas en este aspecto.
Pocas marcas apuestan por acciones de responsabilidad social a favor de la educación. En otros lugares del mundo, hay ciertas empresas que “entregan” equipo para su uso en universidades, no esperando compras aseguradas, sino “evangelizando” en cuanto a tecnologías a estudiantes, profesores y académicos que reconocen el valor intrínseco de una marca. Al cabo de los años, la retribución de estas acciones se nota a través de alumnos realmente preparados. Se trata de una apuesta por la educación y no solamente por el negocio.
Por lo pronto, no nos queda más que aplaudir la incorporación de sistemas audiovisuales a estos entornos educativos. Ojalá que se convierta en una acción constante y obligada.