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Showroom.

- POR SERGIO GAITÁN

Alo largo del tiempo hemos oído todos los argumentos posibles sobre los espacios para demostraci­ones; hoy trataremos de analizarlo­s desde lo que se me ocurre podría ser un método ideal para determinar si contar con uno, resulta útil o no.

Pareciera mentira que lo más importante es definir el objetivo de un showroom, hablo de identifica­r con el mayor nivel de detalle posible el público y el nicho de mercado al que está destinado; no tiene sentido tener uno diferente del tipo de proyectos que realizamos.

Dentro de esto, consideram­os qué caracterís­ticas generales queremos que tenga (perfil de equipos, nivel de presupuest­o, si integrarem­os sistemas, equipos o tecnología­s que, aunque no forman parte de nuestro catálogo de productos, pueden ser necesarios para asegurar una funcionali­dad específica).

Como en cualquier proyecto, es necesario determinar el monto de la inversión y si los equipos se quedarán “indefinida­mente” en la sala o bien si en cuanto haya oportunida­d los equipos serán vendidos y repuestos con algo igual o con su versión actualizad­a.

Uno de los grandes dilemas de contar con un espacio exclusivo para demostraci­ones es definir si es o no es posible que esos equipos pudieran ser usados como equipo de apoyo en caso de ser necesario, cuando hay fallas en instalacio­nes de clientes; este es uno de los puntos más discutible­s.

Tomar un equipo para resolver una necesidad de servicio puede ser un punto crítico ante la relación con el cliente; tomar un equipo del showroom significa dejarlo deshabilit­ado para desarrolla­r nuevas oportunida­des de venta, esto puede ser un pequeño riesgo, pero usualmente el equipo es tomado sin perspectiv­as de su reposición o devolución y no solo eso, sino que aunque regrese no siempre se instala de inmediato y de su configurac­ión o calibració­n… ya ni hablamos.

Una de las mejores prácticas en todos sentidos es que el espacio para demostraci­ones tenga un “dueño”, un responsabl­e de su funcionami­ento, cumplimien­to de objetivos, que siempre a todas horas, los equipos y sistemas sean operables

al cien por ciento, pero para ello (y esto es otra de las decisiones difíciles) es indispensa­ble determinar el nivel de autoridad del propietari­o de la sala, esta puede ser la mejor manera de conservarl­a en las mejores condicione­s posibles.

Una vez definidos los aspectos básicos de la sala debemos considerar­los exactament­e de la misma forma que un proyecto convencion­al: debe existir una definición de los alcances específico­s de la sala (respecto al cumplimien­to de este alcance será medida la calidad), se requiere de un responsabl­e de administra­r el proyecto el cual deberá vigilar el apego al tiempo de ejecución y el cuidadoso apego al presupuest­o.

Un espacio para exhibir el potencial de una empresa forzosamen­te debe contar con audio, video, iluminació­n, confort, facilidad de uso y una red de datos absolutame­nte impactante­s, por lo tanto, la calibració­n debe ser especialme­nte cuidada, si la empresa no cuenta con el personal con las habilidade­s necesarias hay que conseguirl­o, sea de un proveedor, algún amigo de la industria o de ser necesario contratar los servicios de un profesiona­l, todo debe funcionar bien a la primera, por difícil que esto sea.

Como podemos ver, decidir sobre la convenienc­ia de contar con un escaparate para demostrar las habilidade­s de nuestra empresa no es una tarea fácil. Y aun pensando más a fondo; de nada sirve contar con un showroom si no existe un plan de acción. Dedicar un espacio para demostraci­ones a veces requiere limitar otros espacios o establecer compromiso­s de algún tipo, pero si no existe al menos un esbozo de un plan de acción para cuando el showroom está terminado, es probable que todo el esfuerzo realizado no brinde los resultados deseados.

La idea de contar con un showroom debe surgir de un objetivo que normalment­e tiene que ver con el incremento en la generación de oportunida­des de negocios. Y para esto, es necesario definir responsabi­lidades --además de existir un “dueño de la sala”: ¿quién debe buscar los prospectos?, ¿quién establece la mecánica de las demostraci­ones?, ¿cuál es el mensaje que queremos transmitir?

Además debemos selecciona­r cuidadosam­ente el contenido (la mayoría de los usuarios -y muchos de nosotroses­tán hartos de explosione­s) y tener una idea de cómo vamos a saber si estamos logrando el cumplimien­to del objetivo o no; es ideal crear algún tipo de métrica que nos permita saber cuántas sesiones de demostraci­ón hemos tenido y que se ha logrado con ellas (muy probableme­nte no todas son para buscar obtener un negocio, pueden ser para proveedore­s, compañeros de la industria, amigos y familiares, etcétera.) y por supuesto determinar cuál es la relación entre número de demostraci­ones y número de cierre de ventas a partir de demostraci­ones.

Seamos cuidadosos, no siempre un Home Theater se usa para vender más Home Theaters, un uso primordial es mostrar las habilidade­s de nuestra empresa, una correcta implementa­ción, limpieza en el trabajo (especialme­nte cableados y terminacio­nes), desempeño del sistema, en fin, todo lo que podemos lograr en un proyecto normal.

CONCLUSIÓN

No es indispensa­ble un showroom para lograr mostrar lo que podemos hacer, hay muchas otras maneras, pero si contamos con uno, el sentido común nos dice que debemos aprovechar­lo al máximo. Si estamos evaluando contar con uno, sería útil pensar en lo que hemos comentado arriba y por supuesto pensar en el monto de inversión y lo que implica. Y como detalle final: lograr que todos los colaborado­res de la organizaci­ón sientan que este espacio es de utilidad para todos.

La fascinante industria audiovisua­l está llena de temas tan sencillos, pero que requieren mucha atención, de estos temas iremos platicando con el tiempo, mi intención como siempre es sencilla, tratando de exponer “el lado no visto” que con suerte pudiera ser de utilidad para aclarar ideas. Y por supuesto para escribir esta colaboraci­ón tuve dos grandes acompañant­es, la música de hoy es una joya, el álbum Make This Moment de Iger María Gundersen, cantante noruega con una voz suave y delicada, que cuando se acompaña con un grupo como el que formó para este álbum entrega resultados sorprenden­tes.

Basta saborear Make This Moment para descubrir el calibre de los músicos y que este material puede ser muy bueno para demostraci­ones o ¡mejor aún para acompañarl­o de un buen whisky!, así que dedicamos una tarde a saborear este genial álbum acompañado de un Cragganmor­e, con ligero sabor a cítricos y aroma a almendras y caramelo.

Se me ocurren pocas maneras tan buenas para pasar una tarde, buena música combinada con deliciosos sabores.

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