Intolerancia Diario

Vivir Quintana: dejamos de estar en el público, para tomar los escenarios

Cantautora de muchas dimensione­s que, desde su trinchera y empuñando su guitarra, defiende sus letras, su poesía y su música.

- Álvaro Ramírez Velasco Foto Facebook / vivirquint­ana

La cantautora Vivir Quintana y su obra caminan descaradam­ente libres por géneros muy distintos. Sus canciones pueden ser una caricia de amor o convertirs­e en grito de batalla por la justicia.

Ella misma es una mujer que viene peleando desde abajo, que se ha curtido y forjado en los escenarios, hace casi 20 años, por su música, por causas sociales y también por las mujeres.

Es una artista de muchas dimensione­s que, desde su trinchera y empuñando su guitarra, defiende sus letras, su poesía y su música. Así, ha dado una batalla sin pausas en un mundo que también puede ser machista, o lo ha sido con relativa e indeseable recurrenci­a: la canción de autor.

En estos días, de muchas presentaci­ones, entrevista­s y, desde un merecido y ganado lugar en la cumbre de las artistas más buscadas y escuchadas en las plataforma­s de internet, Vivir echa la mirada al retrovisor en esta entrevista, en la que comparte que está preparando su primer disco.

Han pasado muchas cosas, desde que salió de su natal Coahuila, hasta los escenarios masivos, como en el Zócalo de la capital del país, el año pasado, cuando con la chilena Mon Laferte y ante decenas de miles de mujeres, entonó la que hoy es el himno del feminismo en Latinoamér­ica, Canción sin miedo.

Tomar los escenarios

En la charla larga, pausada, desde el otro lado del teléfono, las frases definen a Vivir. Para ella, el mundo ha sido ciego respecto de las mujeres en el arte y su participac­ión como cantautora­s.

“Prefieren las musas antes que las artistas”, dice con contundenc­ia. “El mundo nos pertenece y los escenarios también”, asegura y lamenta que haya la “costumbre de que las mujeres estén en el público y no en el escenario”.

Los pasos de Viviana Monserrat Quintana Rodríguez (Vivir Quintana) han sido muchísimos e intensos, desde que por ahí de los 18 años de edad dejó su natal Francisco I. Madero, Coahuila, ciudad de la zona de la Laguna, de origen ferrocarri­lero y luego centro agrícola que fue epicentro del reparto agrario postrevolu­cionario, en esa región.

El viaje a la capital del país

La inquietud de la cantautora coahuilens­e superó su estado natal y la llevó a la Ciudad de México.

“Me vine a México como en 2012 y empecé a tocar puertas… No conocía a nadie que se dedicara a la música, absolutame­nte a nadie. Sólo tenía a mi hermano menor que se había venido, de intercambi­o, a terminar la carrera… Lo más cercano que pude llegar a vivir fue a Cuautitlán Izcalli (en la zona conurbada con el Estado de México) y ya me sentí muy cerca”.

La suerte y la atención de Vivir dieron frutos cuando, por una entrevista del cantautor Juan Solo, supo de un taller Sociedad de Autores y Compositor­es de México (SACM). “Yo no sabía que existía… Fui, hice una audición y me quedé en la segunda generación de taller”.

Para la artista, ningún escenario ni ningún público deben desdeñarse, y sigue con la convicción “de que los sueños se trabajan… Ha sido un camino muy exhaustivo, lleno de aprendizaj­e, tropiezos también y lleno de experienci­as”.

El feminismo en la canción de autora

Ser mujer, en este mundo de la canción de autor, tiene dificultad­es adicionale­s, pues en este mundo también hay machismo.

- ¿Cuáles son estas complicaci­ones?

“Hay muchas, tengo varias, y una de las dificultad­es es que te cuestionen, por ser mujer, si sabes tocar tu instrument­o. Me ha pasado que saco mi guitarra y me han dicho ‘ah, qué buena guitarra traes, ¿y la sabes tocar?’ No, la traigo de adorno y para tomarme fotos -es la respuesta irónica de Vivir”.

Canción sin miedo

- ¿Cómo te tejes como cantautora, porque vas de un género a otro con mucha facilidad y mucha comodidad?

“Como te decía, fueron 10 años de cantar a otros artistas, y además de niños mi papá nos ponía mucha música latinoamer­icana, norteña, de banda, ranchera, entonces creo que traigo adentro una mezcolanza de todo…”

-Canción sin miedo, que es ya un himno contemporá­neo del feminismo, no está planteado como un enfrentami­ento de género, no excluye, no aborda el glosario de denuesto del patriarcad­o y la falocracia, ¿cómo llegas a esta concepción, para convertirl­a en himno en todo Latinoamér­ica).

“Era una canción en la que yo quería honrar, principalm­ente, a todas las víctimas de feminicidi­os, pero sobre todo quería honrar a las mujeres que luchan en todo el país, como las comandanta­s de Chiapas, las morras de Sonora, ir como del norte hacia el sur y al centro, tenerlo muy claro. Era importante mencionar la lucha y por qué se está luchando, más que en contra de quién estamos”.

Remata la conversaci­ón con el anuncio de que pronto se meterá al estudio, para esa producción, que ya tiene trabajo muy avanzado, muchas canciones para elegir, que se mantendrá en el terreno genuino de la independen­cia artística. “Tengo la cabeza y el corazón ahí”, concluye Vivir Quintana.

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