Se quemó la papa caliente
Aunque por el prefijo se aparente describir a quien es doblemente sabio, esta palabra toma otras acepciones. Un animal o persona resabiada es quien por experiencia de vida se ha tornado desconfiada o suspicaz. También se refiere a vicios y malas costumbres adquiridas y adoptadas, los resabios autoritarios son visos comunes en la política y vida pública nacional.
Como verbo, resabiar es saborear y deleitarse con la comida y la bebida, por extensión, gozar de las cosas que agradan. Sin embargo en la cocina se entiende como el sabor áspero que deja una cosa, como vinos o ajos, y en ocasiones es desagradable o muy diferente a lo percibido inicialmente.
Esta oportunidad de participación editorial, a la cual estoy muy agradecido, busca ayudar a entender críticamente los cruces entre las políticas públicas, iniciativas privadas y mercados locales, nacionales e internacionales, en sus consecuencias sobre las comidas, bebidas y alimentos que consumimos a diario, desde canasta básica hasta alta gastronomía; y especialmente el sector agropecuario que las provee en un estado tan diverso como Puebla.
Si bien el campo poblano y sus industrias transformadoras son afanosas, así como los entes y funcionarios públicos a su servicio, la pandemia, el cambio climático y los retos de un mundo cambiante serán duras pruebas para las buenas intenciones, que son ineficaces ante la realidad.
Por precaución, mejor sí ser sabios, re-sabios y resabiados, sin dejar de disfrutar las cosas que agradan.