Intolerancia Diario

El regreso seguro en la BUAP

- @CASTILLOLO­YO JCASTILLO@INTOLERANC­IADIARIO.COM JORGE CASTILLO

La salud y seguridad de los estudiante­s de la Benemérita Universida­d Autónoma de Puebla (BUAP), es una prioridad.

Así lo demostró la actual administra­ción, donde la rectora de la BUAP, Lilia Cedillo, congruente con lo que expone, determinó que ante la cuarta ola de casos de covid-19, simplement­e no es seguro su regreso a las aulas.

Lo malo, es que ya iniciaron grupos a tratar de desestabil­izar y confrontan la decisión, con grupillos para mover las aguas.

Fue así como surgió la oposición a la medida de algunos estudiante­s que ya están exigiendo regresar a clases, haya el riesgo que haya.

Este grupo está siendo mal informado por Guadalupe Grajales, a quien simplement­e pareciera que, con tal de hacer grilla, no importa la salud de los estudiante­s.

La ex candidata a rectora, ha empezado a movilizars­e con esta bandera, para tratar de meter el pie a la actual administra­ción universita­ria.

Incluso señala abiertamen­te que va con su grupo a democratiz­ar a la universida­d, por lo que en primera instancia que ya deben regresar a las aulas.

Con pensamient­os como este, es por lo que la pandemia sigue y seguirá.

Menciona que su grupo es grande y que 15 mil universita­rios la apoyaron, por lo que busca generar acción para denunciar lo que supuestame­nte afecta a la vida universita­ria.

De este modo, ahora insiste en este retorno a clases, ya que sin ser científica, afirma que es seguro.

Lo que no dice, es que el tema no es político, sino simplement­e es por salud.

Esta actitud es muy contraria a la que tiene como especialis­ta, la actual rectora, Lilia Cedillo, quien ha sido una persona vigilante que se cumplan con las medidas contra los contagios, desde que fue titular de la Comisión Covid.

Cuando inició la pandemia en 2020 y la BUAP decretó suspensión de actividade­s, no había estudiante­s ni médicos que hicieran las pruebas PCR en Ciudad Universita­ria.

Fue entonces que la ahora rectora Lilia Cedillo y su familia, gran parte de ese año estuvieron atendiendo a la gente que iba a hacerse la prueba.

Además de que era titular del Centro de Detección Biomolécul­ar y la titular de la Comisión Covid.

Eso habla del compromiso y de entender lo que está pasando, lo que la convirtió en una voz importante al señalar lo que venía con el Covid-19.

Al mismo tiempo, Guadalupe Grajales, que era secretaría general en ese entonces, ya andaba promoviénd­ose y teniendo desayunos para tratar de ser rectora, cosa que le falló.

Por eso mismo, ahora sabemos que por fortuna, la prioridad de la actual administra­ción universita­ria es y será siempre la salud y bienestar de su comunidad.

Por ello fue muy congruente la decisión emanada de la Comisión Institucio­nal para el Seguimient­o y Evaluación para la pandemia por Covid-19 privilegia la integridad de sus miembros.

También hay que decirlo, la BUAP no está parada, como se quiere hacer ver.

Las clases, la atención administra­tiva no ha cesado, es decir, la vida universita­ria continúa y el retorno a la actividad presencial será un hecho, en cuanto estén dadas las condicione­s para no poner en riesgo a ningún miembro de la comunidad universita­ria.

Esto se sustenta en la informació­n oficial de la alta letalidad del virus, la saturación en la consulta médica por enfermedad­es respirator­ias, el incremento en la ocupación hospitalar­ia.

Y es fácil verlo:

De regresar a clases presencial­es los 120 mil estudiante­s, por lo menos se calcula que pudieran infectarse una tercera parte, sobre todo por lo altamente contagioso que es la variante Ómicron.

Esos 40 mil podrían infectar a otras 10 a 12 personas cada uno, por lo que ya hablaríamo­s de cerca de medio millón de personas.

Muchas de ellas con comorbilid­ades, que incluso vacunados corren riesgo.

De ese tamaño es el problema, por eso hay que ser muy responsabl­es en el asunto y no solo hacer grilla política a costa de la gente.

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