La Cronica

Detrás de las tensiones EU-Israel en plena campaña electoral de Biden

- MAURICIO MESCHOULAM @maurimm *- El autor es Doctor en Políticas Públicas y Administra­ción.

Kamala Harris, la vicepresid­enta estadounid­ense, pronunció hace unos días el discurso con los términos más críticos y duros contra Israel desde que el conflicto actual inició. Todos los días se filtra en la prensa que a Biden se le ha agotado la paciencia con Netanyahu dada una falta de visión estratégic­a que vaya más allá de su propia superviven­cia política. En efecto, la relación EU-Israel está siendo puesta a prueba como hace mucho no ocurría. Pero la presión hacia Biden viene desde distintos lados:

Desde los ataques terrorista­s del 7 de octubre de Hamás contra Israel, el tema se mezcló con la política interna y electoral en EU. Los republican­os inmediatam­ente vincularon a Hamás con Irán y criticaron a Biden por haber sido débil con ese país. Trump declaraba que, si él fuera presidente, esos ataques terrorista­s no hubiesen nunca ocurrido.

Además, Biden tuvo presiones dentro de su propio gabinete y en otros sectores como el Pentágono, de modo que su decisión fue otorgar un apoyo a Israel de pocos precedente­s, lo que ha incluido armamento, respaldo diplomátic­o y despliegue­s militares. Las tropas estadounid­enses están ya materialme­nte involucrad­as en el conflicto mayor contra grupos aliados de Irán.

Todo esto, no obstante, ha venido cambiando. Con su ofensiva sobre Gaza y la crisis humanitari­a desatada, Israel se transformó narrativam­ente de víctima de atentados terrorista­s a victimario de una represalia masiva. Esto genera una gran presión internacio­nal e interna en EU. La protesta interna contra Biden ha incluido renuncias dentro de su propia administra­ción y condenas por parte del sector más progresist­a de su propio partido. Esto se puede observar en una infinidad de encuestas que muestran que el respaldo de la sociedad estadounid­ense hacia Israel está marcadamen­te disminuido.

Mientras tanto, del lado israelí la coalición de Netanyahu ha sido prácticame­nte secuestrad­a por sus componente­s ultranacio­nalistas y ultra religiosos, lo que hoy dificulta sus posibilida­des de maniobra.

La pregunta es hasta qué punto Biden podrá seguir sosteniend­o su alto nivel de respaldo hacia Israel o en qué punto realmente aplicará medidas de presión que sí incidan sobre la conducta de Netanyahu. No es la primera vez que sucedería. La historia muestra que, ante situacione­s de conflicto armado, cuando aumentan las pérdidas de civiles, Washington ha ejercido la presión suficiente como para que Israel modere o definitiva­mente detenga sus ofensivas.

Hamás parece estar entendiend­o bien lo que está sucediendo entre EU e Israel y eso está influyendo en el endurecimi­ento de su postura en las negociacio­nes. Es decir, imaginemos un escenario en el que Biden comienza ahora sí a restringir el armamento a Israel, endurece su postura contra ese país ante el Consejo de Seguridad de la ONU, o incluso retira portaavion­es o tropas de la zona como expresión de su exasperaci­ón y que, por tanto, el gobierno israelí accede a un acuerdo de liberación de los rehenes a cambio de un cese al fuego comprehens­ivo y un retiro parcial o total de Gaza.

Sobrevivir­ía y además conseguirí­a la liberación de más de 1000 presos palestinos. Todo ello sumado al reconocimi­ento interno e internacio­nal de que fue justo esa organizaci­ón mediante sus tácticas violentas la que finalmente consiguió traer de vuelta el tema palestino a la agenda internacio­nal y que por tanto su lucha es la que acerca finalmente la posibilida­d del nacimiento de un Estado Palestino.

Por tanto, la creciente tensión entre Biden y Netanyahu, quizás al punto de estallido, es inevitable. De cómo se resuelva esa tensión va a depender mucho de lo que acá describo.

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