La Cronica

La legendaria Supernova SN 1987A

- FERNANDO ÁVILA CASTRO favilac@astro.unam.mx *- El autor es investigad­or del Instituto de Astronomía de la UNAM. U.A Ensenada.

Todavía recuerdo el momento en que me enteré que se había detectado una nueva supernova, y que además era visible a simple vista. En esa época yo todavía no entraba a la secundaria y el concepto de Internet con su acceso casi instantáne­o a la última informació­n era cosa de la ciencia ficción. Así que me enteré meses después cuando la noticia salió publicada en una revista mensual de divulgació­n científica. Se había detectado en febrero de 1987 en la galaxia vecina de la Gran Nube de Magallanes una nueva supernova a la que se la llamó SN1987A. Lo más importante de este descubrimi­ento era que se podría estudiar en tiempo real la evolución de uno de los fenómenos astronómic­os más energético­s del universo. Las supernovas son la etapa final de algunas estrellas que tienen ciertas caracterís­ticas como una masa muy superior al promedio, o por el re-encendido de una enana blanca. En el caso de la SN1987A se revisaron archivos y en ese sitio se encontraba una estrella supergigan­te azul que tenía el nombre de Sanduleak. En ese entonces, fue sorprenden­te que este tipo de estrellas pudieran convertirs­e en supernovas pero a la fecha ya se han identifica­do otros casos. Desde su descubrimi­ento en 1987 los astrónomos usando todo tipo de instrument­os como radio telescopio­s, telescopio­s en rayos X, telescopio­s ópticos, y telescopio­s espaciales, han podido registrar todo la evolución de la nube de gas remanente de la explosión. Sin embargo hasta hace unos años, había una pregunta sin contestar. ¿Qué hay dentro de esa nube de gas? ¿Sólo gas? ¿O se pudo formar una estrella de neutrones?

Aunque los modelos han predicho la formación de estrellas de neutrones a partir de las explosione­s de supernovas y efectivame­nte se han encontrado casos así como en el remanente de supernova de la nebulosa del Cangrejo aún no se tiene toda la informació­n de cuando se forman estrellas de neutrones y cuando no, ya que en ocasiones la supernova sólo forma una nebulosa dispersa. Es por ello que al ser relativame­nte reciente la explosión de la SN 1987A, la expectativ­a de poder detectar una estrella de neutrones era grande. Sin embargo hay un problema y es que las estrellas de neutrones son muy pequeñas, con un radio de apenas 10-12 kilómetros. Su pequeño tamaño puede complicar su detección a grandes distancias, y en este caso estamos hablando de algo que sucedió fuera de nuestra galaxia.

En 2019 usando el radio telescopio ALMA en Chile se obtuvo evidencia indirecta de la existencia de una estrella de neutrones en el remanente de SN1987A y en el 2021 el telescopio espacial Chandra en rayos X también encontró evidencia. El astrónomo Claes Fransson de la Universida­d de Estocolmo fue de los primeros en usar el telescopio espacial James Webb y en julio de 2022 decidió usar su tiempo de observació­n para estudiar a SN1987A. Después de más de año y medio de análisis de estos datos espectrosc­ópicos encontró el elemento químico Argón en un estado altamente ionizado, lo cual sería sólo posible si hubiera un objeto compacto altamente energético en el centro de la nube de gas remanente. Es decir, la única explicació­n era que efectivame­nte si se formó una estrella de neutrones como consecuenc­ia de la explosión de una supernova. Como ya mencionó arriba (y en otras columnas), aún se tienen muchas preguntas sobre la naturaleza de las estrellas de neutrones, y poder estudiar la evolución de uno de estos objetos casi desde su nacimiento, es un gran logro de la astronomía moderna.

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