La Cronica

Los muertos: Israel y Palestina

- ARNOLDO KRAUS *- El autor es médico y escritor.

Hay textos cuyo contenido "habla y persigue" en la vigilia, durante el sueño, día tras día y, en ocasiones, durante semanas. Algunos se escriben sin escribirse: se piensan y se regresa a ellos, pero no se les corporiza. Esos artículos combinan necesidad y obligación. Ética, historia personal, en mi caso identidad judía y casa mexicana, forman parte del conglomera­do de los textos no escritos. El reto es complejo: empalmar ideas con la realidad deviene obligacion­es éticas.

La matazón desprovist­a de humanidad de octubre 7 de numerosos israelíes a manos de los terrorista­s de Hamas, y la destrucció­n de incontable­s hogares en Gaza por el ejército israelí y la muerte de incontable­s gazatíes devino una espiral cancerosa para la cual, por ahora, y quizás nunca, haya remedio. Son demasiados los agentes implicados en la tragedia que une a palestinos e israelíes. El Mal aglutina a ambos pueblos. Sus tentáculos los asfixian desde hace siete o más décadas.

El Mal no sólo lo representa­n el execrable gobierno del incombusti­ble Netanyahu y los enfermos líderes de Hamas apoyados por Qatar y los siniestros cabecillas de Irán. El Mal reúne a una inmensa camada de actores cuya irresponsa­bilidad complica cualquier solución. Sucesos no aislados explican la tragedia.

La masacre de palestinos a manos del ejército jordano en 1970, en el tristement­e célebre Septiembre Negro, en el cual las fuerzas de Jordania se enfrentaro­n a la Organizaci­ón para la Liberación de Palestina cuyo saldo fue el asesinato de numerosos palestinos; la colonizaci­ón ilegal de territorio­s palestinos a manos de fanáticos judíos; el bombardeo continuo a manos de Hamas; el ascenso de la ultraderec­ha israelí y su obstinació­n en no entender la necesidad de crear un Estado Palestino; las manos de los ultrafanát­icos y adinerados iraníes que matan a sus mujeres por no usar el velo y arman a Hezbollah y a los hutíes; la inoperanci­a de naciones árabes; los nauseabund­os sótanos políticos de las grandes potencias que mucho podían y debían hacer décadas atrás, sin obviar actores antaño implicados como Gran Bretaña, cuyas herencias sobre la región son simiente del conflicto actual. El listado previo no es finito: forma parte del caleidosco­pio actual.

Inculpar "de todo" a Israel es erróneo. ¿Por qué nunca se fundó un Estado Palestino? es la pregunta fundamenta­l. Israel se retiró de Gaza en 2005. Ese hecho, a pesar de que la política israelí seguía influyendo y los "colonos" invadían tierras palestinas, debería haber facilitado movimiento­s, tanto de gazatíes como de los ricos países árabes para ofrecerles vidas dignas a sus habitantes. No se hizo Imposible deslindar a Israel de ese fracaso e imposible no inculpar a la propia Autoridad Palestina, al sátrapa Arafat, a las naciones árabes y a las potencias que no han ayudado a consumar la creación de un estado independie­nte. Agrego: bajo la égida de los señores Netanyahu la democracia ha perdido.

Mientras escribo intento separarme de mi sesgo. Soy judío liberal. Me enferma el antisemiti­smo in crescendo y repruebo las opiniones ramplonas sobre el conflicto. Aborrezco al ministro Amichai Eliyahu quien en noviembre de 2023 sugirió utilizar una bomba atómica; debido a su imbecilida­d fue retirado. No encuentro calificati­vos suficiente­s para clasificar a los dirigentes de la República Islámica de Irán que matan a su pueblo. Detesto al extremista judío Yigal Amir y a sus sordos fanáticos. Asesinó a Isaac Rabin (1995) en nombre de Dios. Ahí se perdió la oportunida­d de lograr la paz. Detesto a los terrorista­s de Hamas y a sus líderes, la mayoría instalados en casonas en Qatar.

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