El futuro (lejano) de nuestro Sistema Solar
Nuestra especie y sus antepasados han conocido el ambiente de la Tierra a lo largo de los últimos varios millones de años. Aunque pueda sonar como mucho tiempo, es una fracción pequeña del tiempo que llevan en existencia la Tierra, nuestro hogar, el Sol y el resto del sistema solar, ya que el Sol nació hace aproximadamente 4,500 millones de años y los planetas terminaron de formarse muy poco después.
Vivimos en la Tierra, pero la vida en la Tierra perdura gracias a la energía que recibe del Sol. Debe quedar claro que el futuro de la vida y de la Tierra misma depende del Sol.
Las estrellas son bolas gigantescas de gas en equilibrio. La gravedad atrae todo hacia su centro. Para evitar que la estrella entera colapse hacia su centro, “algo” debe oponerse a la atracción de la gravedad. Ese “algo” es la presión que surge de la generación de energía. Se genera tan solo la mínima energía necesaria para contrarrestar la gravedad. Si se produjera más, se inflaría la estrella, provocando que disminuyen la presión y la energía. Ante esa situación, la atracción de la gravedad hace que la estrella se contraiga, reestableciendo el equilibrio. Esta competencia interminable entre la gravedad y la producción de energía obliga a las estrellas a cambiar internamente.
El Sol debe evolucionar porque produce energía transformando cuatro núcleos de hidrógeno en uno de helio. En este proceso, se eliminan tres partículas, lo cual reduce la presión. Como consecuencia, la gravedad provoca una contracción continua, aunque extremadamente lenta, de la parte interna de la estrella, lo cual mantiene el equilibrio. En ese proceso también aumenta la temperatura, lo cual provoca que se produce tantito más energía. A la larga, esto lleva al Sol a aumentar su brillo.
Actualmente, el Sol es más brillante que cuando nació. Seguirá aumentando su brillo, lo cual tiene consecuencias importantes. Entorno al Sol (y otras estrellas), hay una franja, lo que se llama la zona de habitabilidad, donde la cantidad de energía que recibe un planeta es suficiente para que haya agua líquida en su superficie. Esto parece haber sido una condición necesaria para que se desarrollara la vida en la Tierra y, hasta ahora, la Tierra ha circulado en esta zona.
No obstante, si la generación de energía le obliga al Sol a aumentar continuamente su brillo, primero llegará el momento cuando el agua en la Tierra se calentará, pero eventualmente también llegará el momento cuando el agua evaporará. En algún momento de este proceso, es probable que las condiciones imposibilitarán la vida actual en la Tierra. Se estima que esto sucederá dentro de 1,0002,000 millones de años.
Pero, ahí no termina la historia. En unos 4,000-5,000 millones de años, el Sol agotará el hidrógeno en su núcleo. Esto provocará grandes cambios en su estructura interna, pero el resultado será que iniciará la combustión de hidrógeno en una cáscara que rodea al núcleo. Una consecuencia de esos cambios de estructura es que el Sol empezará a inflarse para convertirse en una estrella gigante roja. Su tamaño aumentará hasta alcanzar la órbita de Mercurio, luego la de Venus y eventualmente amenazará a la Tierra. De hecho, el Sol pasará por la fase de gigante roja dos veces, consumiendo a la Tierra y posiblemente a Marte en la segunda ocasión.
Entonces, es probable que nuestro sistema solar termine constituido por el Sol, los planetas gigantes y lo que logra sobrevivir en la zona más allá de Neptuno. Aunque el escenario final es aterrador, no lo veremos. Aun así, ojalá nos lleve a valorar y buscar conservar el ambiente actual.