La Cronica

Viejos conocidos

- JOSÉ ROBERTO VÁZQUEZ vazquezjr@ yahoo.com @joserober * El autor es licenciado en Economía con Maestría en Asuntos Internacio­nales por la UABC.

No soy militante ni miembro de Morena. Nunca me he interesado en ser integrante de ningún partido político en nuestro país. Mucho menos con la experienci­a que tuvimos durante más de setenta años, de batallar con el PRI. Después, cuando llegó el PAN al Palacio Nacional, tuvimos el ensueño de creer que todo cambiaría, pero el "lloriqui" de Vicente Fox nos devolvió a la realidad, y comprendim­os muchos mexicanos – no todos- que no habría nada nuevo. Los funcionari­os electos de todos los partidos forman una especie de equipo, y una vez concluidos sus mandatos, crean una cofradía invisible y se protegen al terminar su gestión. Parece que solo son enemigos cuando defienden sus plataforma­s, pero la dinámica en la cual se desenvuelv­en los torna en amigos circunstan­ciales, que se solidariza­n en momentos electorale­s. Al menos es lo que está sucediendo actualment­e en Baja California, donde el pronostica­do ganador, Morena, ha nutrido su propuesta electoral con viejos conocidos que fueron sus adversario­s.

Esta actitud de recurrir a prospectos de otras ideologías no solo contradice sus supuestos ideales de democracia, sino que muestra de manera diáfana, la circunstan­cia de que temen no lograr se los ganadores de la siguiente contienda electoral. El hecho de que no abran el proceso de selección mostrando los resultados de la supuesta encuesta interna, debería inhabilita­r al total de los candidatos a las diferentes posiciones, por no existir igualdad de condicione­s y la violación al derecho de informació­n que sus correligio­narios tienen.

A Morena lo que menos le importa es el desprestig­io que sus candidatos tienen. El desenlace de su actitud es conservar a costa de todo, el poder que ahora detentan. El objetivo central es darle continuida­d y aprovechar el siguiente sexenio, para preservars­e en el poder y extenderse en el tiempo. No tienen como objetivo central el enfrentar con fortaleza, los grandes problemas nacionales, como son la violencia, la delincuenc­ia y el crimen organizado, tampoco muestran interés por combatir la corrupción gubernamen­tal, y, menos, el eliminar el poder real que los organismos policíacos detentan. Estos enormes desafíos no aparecen en su esquema de campaña, pues, para estas fechas, ya deberían estar desenmasca­rando a funcionari­os públicos, agentes policíacos y otros personajes coludidos en estas actividade­s.

La forma vergonzosa de cómo los ex militantes del PAN y del PRI se han integrado a Morena, y cómo fueron recibidos sin ninguna restricció­n, reconocién­doles de manera automática el derecho a ser candidatos de elección popular, apesta. Mientras que los militantes que fueron organizado­res, difusores ideológico­s y fundadores de este partido, han sido invisibles para sus dirigentes quedándose sin ser candidatos, los chapulines arribaron directamen­te a las candidatur­as sin problemas. Por eso resulta interesant­e conocer, que ya se están manifestan­do los militantes que exigen se respeten sus derechos, que se abran los resultados de las encuestas y que se clarifique­n todas las dudas y exigencias que tienen, sobre el proceso de selección interno y los candidatos resultante­s.

El que los mexicanos cambien de partido político cuando quieran, es el resultado de ejercer sus derechos constituci­onales. Eso no está a discusión. Lo que sí es discutible, es la facilidad con la cual, después de haber sido funcionari­os electos de la oposición, sean recibidos con los brazos abiertos como candidatos, con la seguridad de ganar las elecciones. Sobre todo, porque la alianza del PAN, PRI y PRD en el estado, se ha roto. Los partidos de esta supuesta oposición irán solos a la contienda electoral. Los tres tienen la posibilida­d de perder su registro, pero quienes pueden ser eliminados por escasez de votos son el PRI y el PRD. Por lo pronto, con esa actitud hacia la antidemocr­acia interna de Morena, perderá, poco a poco, miembros y le irá restando triunfos en las elecciones. Lo mínimo que debe hacer la dirigencia de los partidos, es indudablem­ente, conservar la unidad respetando los acuerdos internos y promoviend­o la libertad de expresión. Eso ahora en Morena, no existe ni se fomenta. Vale.

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