La Cronica

LO QUE ÉL QUISO DECIR

- @RubenAguil­ar rubenaguil­arvalenzue­la.wordpress.com *- El autor es analista político.

“El Estado laico exige que este no profese religión alguna para dar lugar a que todas (las religiones) puedan expresarse en igualdad de circunstan­cias; de este derecho no solo gozan los ciudadanos, sino también las iglesias. Se garantiza así la libertad de creer o no creer y también de religión y culto.

La existencia del Estado laico evita, no todos sus defensores lo tienen claro, ser antirrelig­ioso. Todo tipo de intoleranc­ia conduce al totalitari­smo. Cuando el Estado o un grupo de sus ciudadanos e institucio­nes quieren imponer a los demás sus posiciones, se violenta, sin más, la libertad.

La democracia y el respeto a pensar y creer son una misma cosa. No hay democracia sin la libertad de creencias, de religión y culto. El pensar como se quiera, siempre en el marco de la ley, es un derecho irrenuncia­ble. El Estado laico, es su obligación, garantiza la inclusión de todos sin importar sus creencias y credo.

La laicidad es la garantía de la libertad de las institucio­nes del Estado frente a cualquier norma religiosa. Es la mejor forma de garantizar dar a Dios y al César lo que a cada uno correspond­e. El Estado laico, por lo mismo, jamás debe perseguir a alguien por sus creencias.

Nadie, pienso, puede estar en desacuerdo con las ideas anteriores. En nuestra tradición hay, con todo, políticos, académicos y sectores de la ciudadanía, los menos, que quisieran, así malentiend­en la laicidad, que las iglesias no se pronuncien e incluso que no existieran.

Las iglesias, es garantía del Estado laico, tienen derecho, como las otras institucio­nes, a exponer sus ideas y concepción del mundo. Misma que no pueden imponer a nadie y sus miembros ya sabrán si les hacen o no caso.

Cuando las iglesias fijan su posición ponen en juego su prestigio y credibilid­ad. La mayoría de las veces exponen ideas conservado­ras que no tienen acogida en la ciudadanía y se alejan de la misma.

El Estado laico hay que defenderlo de los que quieren imponer la religión, pero también de quienes pretenden que éste asuma una postura antirrelig­iosa. Ni una ni otra y sí el respeto absoluto a las creencias de todos”.

Las recientes acciones y declaracio­nes de los obispos, de la Compañía de Jesús y de otros actores de la Iglesia católica se inscriben en el marco de la libertad de expresión que el Estado laico otorga a las iglesias.

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