The Mexican moment?
Después del shock económico causado por la pandemia del COVID-19, la economía mexicana vive en un estado de gracia, en el que todo lo positivamente impensable le está sucediendo: una apreciación del 13% durante el 2023, un crecimiento económico del 3.26% y un apetito de los inversores internacionales por los bonos mexicanos (a inicios del 2024 se colocaron 7,500 millones de dólares en deuda). Pero ¿a qué se debe este nuevo momento mexicano?
La historia de este momento inesperado se debe a la suma de una serie de eventos, en los que ha influido las decisiones en política monetaria tomadas por el Banco de México (Banxico), el histórico flujo de remesas a la economía mexicana, el desempeño de otros mercados emergentes y las expectativas generadas en torno al impacto de la relocalización de actividades manufactureras, el famoso nearshoring, en el sistema productivo del país.
Si bien el nearshoring se está convirtiendo en una oportunidad de crecimiento económico para los países asiáticos y latinoamericanos, su implicación práctica no es ajena para las regiones de la frontera norte y del bajío del país, estados que llevan años implicados en esta dinámica. Por lo que, se puede deducir que el nearshoring es la nueva forma mercadológica de presentar el tratado de libre comercio con Estados Unidos, es decir, el TMEC. Entonces ¿por qué tanta expectativa?
Porque la relocalización de actividades manufactureras requiere de un nivel de especialización en exportaciones de producción manufacturera, es decir, países que cuenten ya con el conocimiento y con cierto nivel de especialización de habilidades productivas. En el caso de Latinoamérica, solo
El Salvador, Costa Rica, Guatemala y Nicaragua cumplen con este requisito. Sin embargo, de este grupo de países ninguno cuenta con la ventaja geográfica, ni el tamaño de mercado interno, capital humano y la experiencia en la participación en las cadenas globales de valor de México, por lo que este presenta el mayor potencial para maximizar los beneficios del nearshoring.
Se calcula que en el 2023 el nearshoring pudo hacer contribuido entre 0.3 y 0.4% en el crecimiento económico de México. Si bien el nearshoring ha resultado una sorpresa inesperada, la materialización de su impacto en la economía mexicana dependerá de las políticas públicas e incentivos que promueva la siguiente administración para consolidar el momento mexicano.