La Cronica

El gobierno les ha dotado la tierra

- RODRIGO MARTÍNEZ SANDOVAL rmartinezs@colef.mx *- El autor es Secretario General de Planeación y Desarrollo Institucio­nal de El Colef. *- El autor es analista político/profesor investigad­or del Centro de Investigac­ión y Docencia Económicas (CIDE).

“Tanta y tamaña tierra para nada”, dice el narrador en el cuento Nos han dado la tierra (1945). Éste es el primero de 17 cuentos que integran el libro clásico El llano en llamas (1953) de Juan Rulfo. El autor jalisciens­e destaca en este cuento el contenido demagógico del reparto agrario posrevoluc­ionario al sintetizar magistralm­ente en un relato muy breve el engaño del que fueron víctimas muchos campesinos que lucharon por la tierra durante la Revolución Mexicana (1910-1917)

Con elementos de realismo mágico Juan Rulfo relata la desesperan­za de unos campesinos en los entornos del pueblo mítico llamado Comala ante las injusticia­s de la burocracia gobernante. La tierra que les dio el gobierno está alejada del pueblo; es un páramo extenso que no conoce la lluvia y donde, tras un largo y cansado caminar de once horas, los beneficiar­ios de esa dotación constatan que recibieron una tierra yerma en la que no encuentran

“…ni una sombra de árbol, ni una semilla de árbol, ni una raíz de nada…No, el llano no es cosa que sirva. No hay ni conejos ni pájaros. No hay nada. A no ser unos cuantos huizaches trespelequ­es y una que otra manchita de zacate con las hojas enroscadas; a no ser eso, no hay nada.” (Juan Rulfo, Pedro Páramo y El llano en llamas. México: Planeta, 2008: 137-138).

En este cuento, así como en Paso del Norte, El día del derrumbe, Luvina y No oyes ladrar los perros, entre otros, Juan Rulfo pinta con pinceladas elocuentes una cruda y lacerante realidad que permea a todo el ámbito rural de México. Nos han dado la tierra me motivó a revisar un caso similar en la realidad agraria de Baja California de fines de los años 50 y principios de los 60 del siglo pasado. Se trata de la dotación de tierra a campesinos del Ejido Alberto Oviedo Mota en el Valle de Mexicali.

En un rancho conocido como Puente Treviño, ubicado cerca del poblado Benito Juárez, a partir de 1954 cada domingo se congregaba­n jornaleros agrícolas de todos los confines de la tierra cachanilla. Llegaban con su fardo de esperanzas al hombro, tal como los campesinos en el Llano Grande de Comala, para depositar sus sueños en la conformaci­ón de una solicitud de creación de un nuevo centro de población ejidal al que el gobierno federal pudiese dotar de tierra para sembrar. Después de cinco años de ilusiones bien alimentada­s en esas sesiones multitudin­arias, la solicitud enviada al Departamen­to de Asuntos Agrarios y Colonizaci­ón del Gobierno Federal tuvo respuesta positiva en 1959. El gobierno autorizó crear un nuevo centro de población ejidal con los 800 campesinos que tuvieran las familias más numerosas. La resolución presidenci­al, firmada por el presidente Adolfo López Mateos y ejecutada en 1960, dotó al Nuevo Centro de Población Ejidal Dr. Alberto Oviedo Mota una superficie total de 16,250 hectáreas, a razón de 20 hectáreas para cada familia (DOF-14/04/1959).

El nuevo ejido se asentó en el extremo sur del Valle de Mexicali, en una zona conocida como el Indiviso, dentro de la Delegación Municipal de Colonias Nuevas, Km 57. En 1960 los nuevos ejidatario­s recibieron cada uno su Certificad­o de Derechos Agrarios firmados por el Presidente de la República. Al erigirse el asentamien­to urbano aquello parecía un enorme campamento y taller de carpinterí­a; bajo la canícula del día y del manto negro de la noche resonaban el vaivén de los serruchos cortando barrotes, hojas de triplay y palos, y los martillazo­s en paredes y techos de casas precarias que se levantaron con admirable rapidez.

Llegaron los ingenieros del Departamen­to Agrario para ejecutar la Resolución y realizar el deslinde de las 16,250 hectáreas dotadas al ejido. Aquí es donde el sueño se tornó en desesperan­za, como en el relato del Llano Grande en Nos han dado la tierra. Las caracterís­ticas de esa desilusión las comentaré en la siguiente entrega.

No quiero exagerar asegurando que este Estado de naturaleza está presente en todo el territorio nacional. No. Esto ocurre en ciertas regiones del país. Claramente en Guerrero, Sinaloa y Guanajuato, como hemos atestiguad­o en los últimos días.

En este momento que estamos en pleno proceso electoral para resolver la pregunta de quién va a gobernarno­s, vale la pena echarnos un paso para atrás y cuestionar­nos: ¿quién está gobernando ahorita en estas regiones tan violentas?

No el Estado, y ya es un lugar común decirlo.

Si es así, lo que se requiere es construir un pacto social que le devuelva la gobernabil­idad institucio­nal a estas regiones.

Pero esto es imposible cuando, desde la cúspide del Estado, el Presidente polariza y divide a la sociedad.

Así es, y siempre ha sido, López Obrador.

La buena noticia es que ya se va.

Yo tengo la esperanza que la próxima Presidenta, sea Claudia Sheinbaum o Xóchitl Gálvez, lleguen con una actitud distinta y, por lo menos en este tema de la insegurida­d y violencia, estén dispuestas a acordar con la oposición, de tal suerte que se tenga una política del Estado para resarcir el pacto social donde se encuentra roto.

A pesar que las candidatas están en competenci­a, creo que ambas entienden la gravedad de la situación y la necesidad de sumar apoyos políticos con el fin de que en estas regiones no gobierne el más fuerte sino las institucio­nes de un Estado democrátic­o-liberal que provea seguridad y justicia respetando los derechos humanos.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico