La Cronica

Perdió todo por las adicciones, hora ayuda a enfermos

Edwin Alejandro López Romero pasó de ser un adicto con muchas recaídas, a un consejero que busca ayudar a otros a salir del vicio

- LUIS CARLOS BRAVO

La historia de vida del joven Edwin Alejandro López Romero está llena de cicatrices físicas visibles en varias partes de su cuerpo, pero sobre todo hay heridas en el alma que poco a poco ha logrado sanar, todo esto a causa de una adicción adquirida a las drogas desde antes de llegar a la mayoría de edad.

Nació en San Luis Río Colorado, pero como muchos en esta frontera, fue llevado por sus padres a radicar en Estados Unidos de forma irregular, allá en el estado de Utah, en un barrio un tanto conflictiv­o comenzó la historia llena de adicciones, malas conductas y pandilleri­smo.

Entre conflictos y venta de sustancias ilícitas, Edwin fue deportado a México, dejando atrás a un hijo y una hija y a las amistades de siempre. Sin embargo, al regresar a su ciudad natal marcaría un nuevo inicio a sus acciones, ahora con sustancias más fuertes.

Más tarde, al intentar rehabilita­rse, terminó en Tecate, Baja California, pero un amigo lo invitó a vivir en Tijuana en un entorno similar al que estaba tratando de evitar, es decir, lleno de excesos.

“Ahí ya era totalmente dependient­e de la metanfetam­ina, estaba muy flaco, me veía muy mal, pero yo lo veía normal porque ese era mi ambiente”, contó.

En uno de esos días, Edwin fue sorprendid­o por un ‘machetazo’ mientras dormía. Se trataba de una venganza contra su amigo, quien lo llevó de regreso a las adicciones y ahora lo pondría en una situación aún más difícil.

“Entre dos personas me agarraron a machetazos, el golpe más fuerte fue en la pierna izquierda, después en los brazos, en la cabeza, de todo eso tengo cicatrices. Mis atacantes me dieron por muerto, me envolviero­n en una cobija y ahí me dejaron, al día siguiente alguien llegó y me encontró en el suelo. Estaba consciente, pero sin poder moverme, fue tanto el tiempo que estuve ahí tirado que no pudieron rescatar mi pierna y me la tuvieron que amputar”, agregó.

Con una pierna amputada, una reflexión llegó a la vida de Edwin, pero a los meses, volvió a recaer: “La depresión por perder una parte de mi cuerpo me llevó a drogarme de nuevo y aún con algunas heridas sin sanar, salí a la calle a buscar esa sustancia que tanto daño me había hecho”.

“DIOS ES LA RESPUESTA”

Un cuerpo herido, una pierna amputada y al ver a una familia sumida en el dolor, significó para Edwin tocar fondo y con ello lanzar un grito de ayuda, es ahí donde se humilló ante Dios y le suplicó ayuda.

“La respuesta está en Dios. Pedí mi sanación y él me la concedió a través de ángeles en la tierra, pues fui a parar al centro de rehabilita­ción “AUR” en San Luis, ahí ‘don Chon’ me ayudó, me habló de Dios, creí y hoy mi vida es otra”.

En la actualidad, con una prótesis en la pierna, Edwin se ha reintegrad­o a la sociedad; en “AUR” completó sus estudios y se formó como Consejero en Adicciones, dedicándos­e a orientar a personas que buscan salir del mundo de las adicciones.

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❲ Edwin hoy se ha formado como Consejero en Adicciones para ayudar a aquellos que deseen reintegrar­se en la sociedad.

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