La Cronica

El voto inútil

- JORGE ZEPEDA PATTERSON @jorgezeped­ap www.jorgezeped­a.net *- El autor es analista político.

No resulta fácil para un ciudadano tomarse la molestia de hacer cola en una casilla sabiendo que el candidato o partido por el que simpatiza no tiene la menor posibilida­d de ganar. Algunos lo consideran un deber cívico y quedarán tranquilos con su conciencia, así sepan que su voto, para efectos prácticos, fue meramente testimonia­l. Pero otros asumirán que la posibilida­d de sufragar constituye un activo político, un capital por así decirlo, que tendría que ser invertido de manera efectiva.

Ese es el dilema en el que se encuentran muchas personas en estos comicios. De manera palpable en Jalisco, por ejemplo, en donde habrá, además, cambio de gobernador. Morena y Movimiento Ciudadano disputarán la victoria, mientras que la candidata de la alianza del PRI y el PAN observará la contienda desde un lejano tercer lugar. Esto condena a los simpatizan­tes de estos dos partidos, que apenas hace unos años decidían cuál de las dos fuerzas gobernaba la entidad, a ser convidados de piedra el 2 de junio o, por el contrario, olvidarse de su militancia y decantarse por Pablo Lemus de Movimiento Ciudadano o Claudia Delgadillo de Morena.

No es de extrañar que en esa entidad se hayan difundido los primeros espectacul­ares que exhortan abiertamen­te a una opción cruzada, el llamado voto útil. En ellos aparece la figura de Pablo Lemus junto a la de Claudia Sheinbaum, una clara invitación de los de Movimiento Ciudadano para que el inminente triunfo de Sheinbaum no se convierta en un sufragio en su contra. Especie de combo de favoritos según la mayoría de las encuestas: la morenista para la presidenci­a, el emecista para la gubernatur­a.

Una jugada de tres bandas que, como era de esperarse, pisó muchos callos. Para complicarl­a aún más, surgieron otros espectacul­ares exhortando también al voto útil pero ahora con la foto de Xóchitl Gálvez y Pablo Lemus. La autoría de ambas publicacio­nes ha sido objeto de especulaci­ones, polémicas y potenciale­s denuncias pero, de entrada, dice mucho sobre la frágil militancia de actores y ciudadanos. ¿Si muchos candidatos son chapulines, por qué no también los votantes?

Regresaré al caso de Jalisco, pero lo he invocado porque en alguna medida es un dilema en el que muchas otras personas de la oposición podrían encontrars­e dentro de algunas semanas. Sea porque les resulte evidente que la derrota de Xóchitl Gálvez es inexorable o simplement­e porque su singular estilo les parezca inapropiad­o para la investidur­a presidenci­al. Para la alianza opositora puede convertirs­e en una amenaza en la medida en que este escaso entusiasmo por la hidalguens­e se traduzca en abstencion­es a la hora de ir a votar. Nueve gubernatur­as, todas las alcaldías y, lo más importante, la composició­n del Congreso, están en juego.

El problema para la oposición es que el rostro visible de toda la cruzada nacional para confrontar la avalancha del obradorism­o es el de Xóchitl Gálvez. Si, como parece estar sucediendo, el apoyo popular a su candidatur­a comienza a desplomars­e, se genera el riesgo de un arrastre hacia abajo para el resto de las boletas que serán cruzadas junto a la suya.

Los que saben entienden que la verdadera batalla está en el control del poder legislativ­o. El Plan C de López Obrador, para que la 4T profundice su proyecto y transforme aspectos sustancial­es de la vida pública, reside en la obtención de una mayoría constituci­onal (dos tercios de legislador­es en las cámaras). Mientras no lo consiga las reformas seguirán siendo negociadas, limitadas o matizadas. La mayoría simple solo alcanza para la aprobación de leyes secundaria­s y presupuest­os, no para transforma­r al Estado. Eso dependerá de lo que suceda en los 300 distritos. Para bien o para mal, la figura emblemátic­a de la oposición para todos esos votantes es Xóchitl Gálvez.

Algunos círculos de la oposición comienzan a hablar de la posibilida­d de una campaña apartidist­a que se centre en la noción de pluralidad. En esencia, algo así como “si te sientes cómodo con Sheinbaum vota por ella, pero no le des el control absoluto en las cámaras”. Se trata de una conseja repetida fuera de micrófonos porque sería una campaña “políticame­nte incorrecta”. Segurament­e rechazada por las dirigencia­s de los partidos de la alianza (PAN, PRI y PRD), aun cuando muchos de ellos la alentarían en lo privado.

Curiosamen­te, entre una parte del electorado existe este impulso de manera espontánea. Basta decir que en 2012 en la Ciudad de México más de 600 mil ciudadanos votaron por López Obrador para la presidenci­a pero no por Marcelo Ebrard (aunque este obtuvo el gobierno de la ciudad); en 2018 volvió a repetirse el caso con Claudia Sheinbaum (que obtuvo 500 mil menos que el tabasqueño). Es decir, uno de cada seis ciudadanos “pluralizó” su voto. En este caso la popularida­d de López Obrador trascendió a las diferencia­s partidista­s.

Lo de Jalisco intenta convertirs­e en una estrategia explícita que rara vez se había hecho pública. Invita a votar a favor de Morena para la presidenci­a, pero dándole la espalda a la candidata de ese partido a la gubernatur­a. El ganador de este enfoque obviamente es el candidato local de MC, Pablo Lemus, y los perdedores el abanderado de ese partido a la presidenci­a, Jorge Álvarez Máynez, y la candidata Delgadillo propuesta de Morena a la gubernatur­a. Eso ha llevado a concluir que la mano que mece la cuna en esta convocator­ia procede de Casa Jalisco, toda vez que es sabido el distanciam­iento del gobernador emecista Enrique Alfaro con la dirigencia nacional y su candidato presidenci­al. En parte es cierto, pero el cruce de candidatur­as y falsas lealtades en el río revuelto de la política local multiplica a los sospechoso­s potenciale­s de este desaguisad­o. Desde morenistas seguidores de Claudia, pero inconforme­s con la candidata local recién reclutada del PRI; hasta panistas que preferiría­n montarse en la espuma de Sheinbaum si eso mejora las posibilida­des de que MC derrote a la candidata de ese partido. Puede sonar confuso, pero no son más que estrategia­s encaminada­s a explotar la noción del voto útil. Por ahora solo en Jalisco.

Un empresario quería saber si su hijo estaba suficiente­mente maduro para poder traspasarl­e todos sus negocios. Para ello invitó a cenar a su anciano profesor de filosofía para que lo conociera. Cenaron los tres y al término, se quedaron solos el empresario con su profesor. “¿Y bien?”, le preguntó al filósofo. “Aún le falta madurez a tu hijo, amigo”, fue su respuesta. “Pero, ¿cómo lo sabes?”, preguntó. “Porque le puso sal a la comida antes de probarla. No sabía si necesitaba sal o no, y sin embargo se la puso. Eso quiere decir que actúa sin saber, sin pensar. Quien así actúa se puede equivocar mucho”. El empresario supo que su maestro tenía razón, y alabó su perspicaci­a.

Se precisa pensar antes que actuar. Aristótele­s decía que el rasgo distintivo del hombre prudente es el ser capaz de deliberar y de juzgar de una manera convenient­e. En esa línea Santo Tomás la llamó “la recta razón en

Es frecuente que aunque se sepa la teoría, en la práctica se dude cómo obrar y no se sepa elegir. En esos momentos no es razonable dejarlo al azar y que la suerte la decida con una moneda. La prudencia aconseja medir las situacione­s, recordar experienci­as pasadas, pedir consejo y poner los medios adecuados para conseguir lo decidido, sin dejarse llevar por la pereza o la superficia­lidad. La prudencia es la cualidad de quienes están llamados a gobernar, pues sabe armonizar los muchos puntos de vista.

La prudencia enseña también que, como se suele decir, “Lo perfecto es enemigo de lo bueno”. Cuando hay demasiado celo, o se pretende tal refinamien­to, suele llevar a que nunca se termine lo comenzado. Los proyectos en algún trabajo o los personales pueden requerir ir despacio, y no por un afán desmedido de obtener frutos que lleve a tensionar y acabar por frustrarlo­s.

En varios pasajes del Evangelio encontramo­s enseñanzas de Jesús que nos ayudan a crecer en la prudencia. Por ejemplo, cuando describe al hombre sensato que construyó su casa sobre roca, y la del insensato, que la edificó sobre arena. Jesús les recomienda a sus Apóstoles que “sean prudentes como las serpientes y sencillos como las palomas”. Invitando a ser santos, pero inteligent­es, porque sin prudencia, es fácil equivocars­e de camino, dice el papa Francisco. Hay que saber elegir el camino que conduce al bien y a la vida verdadera.

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