Tu no puedes verme

Esta historia es real, me pasó hace dos años y aún puedo recordar el olor y la sensación que me causó tal encuentro con aquella criatura.

Era una noche distinta a las demás. El viento soplaba y me disponía a dormir. Estaba solo en casa, así que decidí acostarme más tarde de lo usual. Cerré todas las puertas y ventanas. Cuando cerré la puerta principal me adentré en el patio oscuro lleno de árboles y en ese momento sentí como un escalofrío recorría todo mi cuerpo. Después en poco tiempo me ganó el sueño y ya pasaban de las 11:00 p.m.

Me preparé para acostarme y caí en un sueño profundo, el cual, instantes después, sería perturbado por aquella presencia.

Me encontraba reposando cuando en mis sueños veía a un señor de negro que se me acercaba poco a poco. Cuando ya estaba por tocarme, me desperté. En eso sentí que alguien intentaba despertarme, para mi mala suerte era el mismo señor de negro que estaba tocándome el brazo. En ese mismo instante sentí que la piel del brazo me quemaba, pero sólo en la parte que me tocó el hombre. Grité demasiado, y quién no lo haría con ese aspecto tan infernal y macabro, su rostro estaba como el de la lava de un volcán seca pero enrojecida; sus ojos eran estirados y tenían un rojo intenso, además de una pequeña nariz.

Su boca era pequeña y de la cual sobresalían dos pequeños colmillos filosos y puntiagudos. Cuando los dos nos miramos, él se me quedó viendo como diciendo: “Esta vez te dejaré ir porque pudiste verme pero recuerda podré verte pero tú a mí no”.

A continuación desapareció y prendí todas las luces, esa noche y otras más no pude dormir pues tenía pesadillas sobre lo ocurrido.