Buscan los huevos de Pascua
El origen de la tradición de los huevos de Pascua es casi tan difuso como el del árbol de Navidad. La historia (también las leyendas) sitúa el origen de esta costumbre en los días siguientes a la resurrección de Cristo. Al parecer, la portadora del primer huevo de Pascua fue María Magdalena.
Según la versión occidental, tras la muerte y resurrección de Jesús, María Magdalena fue a evangelizar al sur de Francia.
En el libro “Descodificando a María Magdalena: verdad, leyendas y mentiras” se contempla esa posibilidad y se recoge que la amiga de Cristo tuvo una cena con el emperador de Roma. En ese encuentro con Tiberio, María Magdalena, que llevaba un huevo en su regazo, le dio la noticia de que Jesús había resucitado. Tiberio se rió, incrédulo, y le dijo que “un hombre puede volver de la muerte tan fácil como el huevo que tiene en su mano puede volverse rojo”. En ese mismo instante, el huevo se puso de color rojo.
Con el paso del tiempo, la tradición ha ido actualizándose y se ha mezclado con otras. Por ejemplo, para algunas culturas como la fenicia, esta época del año se asocia con la fertilidad, por ello decidieron representar el inicio de la primavera y la fertilidad con el huevo y la liebre.
Quizá por eso en Reino Unido la tradición cuenta que el conejo de Semana Santa esconde los huevos de Pascua durante la noche del domingo de Resurrección para que los niños los busquen durante el día siguiente, a través del juego “la caza del huevo”.