¡El elegido!
La historia de Daniel Noz
“Muchos son los llamados y pocos los elegidos”; Daniel Isaías Noz Yérbes, nació el 31 de agosto de 1988, él decidió seguir los caminos de Dios, y a sus 29 años recibió las órdenes sacerdotales; después de 11 años de preparación continua al interior del Seminario Mayor de la Diócesis de Campeche. El presbítero es el hijo mayor del matrimonio de Rosa Elena Yérbes Palomo y Ricardo Noz Campos, quienes desde el inicio de su inquietud lo apoyaron incansablemente para entregar su vida al servicio de la Iglesia y del creador. “Mis padres siempre estuvieron ahí presentes, ellos fueron mi primera conexión con Dios, desde muy pequeño ellos me encaminaron, ellos son muy unidos y se preocuparon que su familia siempre estuviera sujeta a Dios, ellos me mostraron que él es amor, un amor infinito”.
A su corta edad, desde los 6 años acudió al catecismo de la Iglesia de Santa Ana, donde despertó el interés por conocer y estudiar la vida del Salvador, por tal motivo, buscó las posibilidades para ingresar a las escuelas Diocesanas, donde confirmó el llamado de la vida consagrada. “Siempre me gustó la oración, sentí en mi interior ese interés por saber y estar aún más cerca del Dios vivo, del que desde niño conocí, hoy quería ser como él, seguir sus pasos y transmitir su doctrina, dar testimonio de su palabra, de su hacer y su benevolencia a la tierra”.
Ingresó al curso introductorio en el municipio de Calkiní, el 26 de agosto del 2006, y posteriormente se incorporó al Seminario Mayor San José donde permaneció para su mayor preparación espiritual y filosófica. Su servicio diaconal, lo realizó en la parroquia de la Purísima Concepción, en Atasta, luego de su reciente ordenación sacerdotal, fungirá como director espiritual del Seminario en Ciudad del Carmen.
Es así, como en esta ocasión la Diócesis de Campeche, celebró la vida consagrada de dos nuevos presbíteros al servicio de Dios y la feligresía: Daniel Isaías Noz Yérbes y Carlos Omar Castillo Noh, quienes invitan a los jóvenes a vivir un encuentro cercano con Dios para evitar caer en depresiones, adicciones; y a quienes sientan el llamado del sacramento sacerdotal, que se atrevan a vivirlo.