Colorido amor, tejido en los rebozos
Cuando alguien compra un rebozo compra tu esencia, tu vida, tu corazón, dijo la artesana Camelia Ramos, propietaria de la colorida tienda de rebozos Xoxopastli, una palabra prehispánica que hace referencia a la madera que se utiliza para apretar el urdimbre de estas prendas.
La familia decidió retomar la tradición de elaborar rebozos desde hace 28 años y sus creaciones no sólo se limitan a cubrir las espaldas de las mujeres que los compran, sino que también han traspasado sus usos y diversos modelos de corbatas, zapatos forrados, diademas, vestidos y preciosas bolsas son algunas de las innovaciones que han hecho para posicionarse en un mercado cada vez más competitivo.
Explicó que en el taller se trabajan dos técnicas de telar, la de cintura y la de pedal, en cuanto a la primera refirió que Malinalco tiene tradición prehispánica y es un trabajo más elaborado, un rebozo hecho en telar de cintura puede quedar terminado entre dos y cuatro meses, mientras que uno elaborado en telar de pedal requiere de algunas semanas, ello, dependiendo del trabajo, refirió.
Explicó que las artesanías que soberbiamente reposan en los anaqueles de Xoxopastli, se pueden combinar con proyectos de vida cotidianos; así, hay también corbatas de diferentes diseños, huipiles y bufandas que se pueden portar en cualquier momento.
“Mi vida plasmada va en ese rebozo, nosotros los artesanos lo que hacemos es plasmar nuestros sueños, nuestra vida, y hasta nuestros sentimientos y estados de ánimo (...) en esto de la artesanía México tiene que luchar porque siga adelante”. En ese sentido, refirió que proyectos como Manos del Mundo, exposición que reunió a 300 artesanos no solo de México sino que también de algunas partes del mundo en el World Trade Center de Ciudad de México, impulsan a los artesanos a creer en sí mismos y preservar las tradiciones. Las piezas requieren un trabajo ardúo por lo que es necesario valorar el trabajo que sale de manos mexicanas y evitar el famoso “regateo”.