Reconoce y afronta la situación
Puede que sí tengas un ojito derecho si te ves reflejado en alguna de estas situaciones: —Hablas a tus amigos de todos tus hijos, pero sobre todo de uno de ellos. —Cuando te preguntan por tus hijos, resaltas en primer lugar los logros de uno de ellos (siempre los del mismo). —Aunque estás encantada con todos tus hijos, disfrutas en especial de la compañía de uno. —Te preocupas y estás ahí para todos, pero piensas que uno de tus hijos te necesita más que el resto aunque, objetivamente, no sea cierto. Para ti ese siempre será tu “niño”, aunque sólo sea un año menor que su hermano o ni siquiera tenga que ser el hijo pequeño.
Los padres que demuestran sus preferencias en forma obvia y hacen mejores regalos o tratan con más afecto a un hijo o hija en particular, y son distantes con los demás rompen la armonía familiar. Lo grave es que los hijos que no se sienten preferidos pueden percibirlo como falta de amor y eso afecta su autoestima y las relaciones con sus hermanos y padres.
Afróntalo
Cuando los padres se empeñan en negar una preferencia (que para todos resulta evidente) es porque se sienten culpables. —Es indispensable corregir sin herir. Sea constructivo, no violento. —Al igual que se tienen espacios para compartir con el hijo predilecto, se deben encontrar espacios para compartir con el/los demás hijos. —Favorecer la armonía, compañerismo y amor entre los hermanos es una inversión emocional a futuro.
—Estar disponible cuando él/ella lo necesite es la mejor forma de que sepa que también es importante para los papás. —Evitar comparaciones entre los hermanos es indispensable para no agudizar las diferencias. —No fomentes las rivalidades entre ellos. —Las caricias son una forma inequívoca de demostrar amor.