¿De qué manera abordar el tema?
Tener claras algunas ideas y aspectos a la hora de cómo comunicar este tipo de noticias a los más pequeños de la casa puede ser de gran utilidad para todos los miembros de la familia. Cuando uno da una explicación suele hacerlo desde su propio estado emocional. Según esté esa persona, así será la forma en la que transmita la información al niño, contagiándole emociones. Junto a las palabras, el pequeño observará la actitud y el lenguaje no-verbal del adulto, por lo que tiene que existir una co- herencia entre lo que se dice, cómo se dice y cómo se actúa.
Es inevitable que estas situaciones de pérdida provoquen emociones dolorosas y tristes, que a veces pueden hacer perder la calma, pero es necesario encontrarla antes de hablar con el niño. Es habitual que la palabra “muerte” se evite siempre que se habla frente a un menor, pero es necesario normalizar su uso. Muchos niños ya saben que existe la muerte, la conocen tras haberla leído en cuentos, en películas o en la televisión. La mayoría de ellos conocen a alguien a quien se le ha muerto algún familiar, algún amigo o alguna mascota querida. Es importante que el temor a al uso de esta palabra desaparezca para facilitar el entendimiento con el niño. Compartir con los niños la realidad y las emociones que acompañan a la pérdida de un ser querido, refuerza las emociones y las normaliza. Debes transmitir que llorar, estar triste o extrañar es normal, así le das permiso de expresarse y de compartir esto contigo. Los niños entenderán la muerte según su experiencia y madurez. Es importante adecuar el discurso a su edad.
En los casos en los que los niños son muy pequeños es aconsejable responder simplemente a las preguntas que ellos realicen, sin darle más explicaciones que las que demandan o solicitan. Hablar de la persona fallecida puede ayudar a que el pequeño exprese sus sentimientos sobre lo que ha ocurrido y sobre la persona que no está, y podamos conocer más su estado emocional.